La cuota de exportación de carne ¿último escollo para el acuerdo Mercosur-UE?
Así lo consignó el analista Carlos Pagni. Los frentes más duros los representan Brasil, por acá, y Francia, por allá. Una diferencia que va de 280 mil a 70 mil toneladas.
BUENOS AIRES (NAP, por Carlos Pagni*). La Argentina está acercándose a una encrucijada para su vida pública. En el marco de la cumbre de la OMC que se celebrará en Buenos Aires entre el domingo y el miércoles próximos, se definirá si el Mercosur y la Unión Europea firman, después de 22 años de negociación, un Tratado de Libre Comercio. Sería una novedad de largo alcance. Transcurridos 10 años, ambos bloques integrarían un área en la que el 95% de los bienes se podrían intercambiar sin barreras arancelarias.
Esa posibilidad tiene significados particulares para cada uno de los actores. Para el gobierno de Mauricio Macri sería una palanca inapreciable. Macri está empeñado, por convicción y por necesidad, en reducir el nivel de protección del mercado interno, que en algunos sectores es extraordinario. Un tratado internacional le permitiría forzar una apertura paulatina, reduciendo el costo del enfrentamiento con empresarios y sindicalistas afectados. La liberalización sería presentada como un compromiso con terceros.
Las conversaciones chocaron, en el tramo final, contra el obstáculo de siempre: la carne. Es un problema que tiene su raíz en Francia. El proteccionismo agropecuario de ese país hace que la oferta de los europeos se vuelva inaceptable para los ganaderos del Mercosur.
A los bifes
Las dificultades con la carne son históricas. En 2004 Europa, que todavía contaba con sólo 15 miembros, ofreció comprar 100.000 toneladas por año. Las tratativas se suspendieron. Pero se estableció que el acuerdo debería ser superior al 90% de los productos y también a la oferta que se estaba formulando en ese momento.
En 2010 hubo un intento de retomar las conversaciones, durante la cumbre entre Europa y América latina de Madrid. Pero los contactos recién se reanudaron el año pasado. Los nudos a desatar eran dos: carne y etanol. En el caso de la carne, trascendió que la oferta fue inferior a la de 2004: entre 78.000 y 85.000 toneladas. El dato se filtró y la Unión postergó la propuesta. Sus ministros de Agricultura presionaron y, en un mes, consiguieron que esa pequeña cuota sea retirada. La negociación entró en otra crisis.
Los europeos pidieron que pasaran las elecciones alemanas para volver a discutir. A fines de octubre pasado, ofrecieron 70.000 toneladas de carne. Menos que la peor versión del año anterior. ¿La excusa? Ya no está el Reino Unido. El Mercosur, sobre todo Brasil, puso el grito en el cielo.
A comienzos de noviembre último, el vicepresidente de la Comisión de Comercio europea, el finlandés Jirky Katainen, visitó Brasilia y Buenos Aires. Los brasileños, que por su escala productiva son los más exigentes, le pidieron un cupo de alrededor de 280.000 toneladas. Para comprender la divergencia: los europeos están dispuestos a abrir entre el 1,3% y el 1,5% de su mercado de carnes. El Mercosur pretende alrededor del 3%. (Noticias AgroPecuarias)
*Historiador y analista político. Publicado en el diario La Nación.
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