Continúa el dilema por sembrar o no más trigo
Argentina tiene un saldo exportable de trigo que alcanza a los 6 Mns de toneladas. El país no está en el top tem de los exportadores
ROSARIO (NAP, por María Sol Arcidiácono *) Finalizando la última etapa de trilla de la soja en la zona núcleo de Argentina, comienza a delinearse ya el plan de siembra 2015/2016 y, se renueva el dilema de las últimas siete campañas: Sembrar o no trigo.
Esta disyuntiva es provocadora, al considerar el desafío que represento la inversión y el desarrollo de este cultivo tan afectado por las fuertes políticas de intervención en el mercado. Con serias consecuencias en los mecanismos de formación de precios, sumando volatilidad, al incorporar elementos externos a los fundamentos del mercado y de gran arbitrariedad, resultando en la obtención de precios corrompidos (del 2006 a la fecha), con retenciones efectivas que rondaron el 50%, descuentos que se evidenciaron la campaña que dejamos atrás, y vinculado especialmente en las particulares circunstancias de negociación que se genera a través de la cuotificación de los permisos de exportación.
Tradicionalmente Argentina ocupó el TOP FIVE entre los exportadores de trigo, junto a Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Australia, sembrando un promedio histórico de más de 6 millones de hectáreas, mientras que en las últimas siete campañas, llegamos apenas a una media de 4 millones, expectativa que se mantiene para la intención de siembra 2015, en un contexto productivo favorable, buen perfil de humedad, aunque con gran incertidumbre política/ económica, márgenes proyectados negativos y con la gran incógnita: ¿Se mantendrá este sistema pervertido de gestión de las cuotas de exportación que limitan el sano desarrollo del mercado?
El boom en los commodities visto en la última década, sumado al desarrollo tecnológico, ha hecho que los países del Mar Negro se consoliden como fuertes productores y exportadores de trigo, así como ha tenido un gran crecimiento India y un fortalecimiento y estabilización de las producciones de la Unión Europea, Canadá y Australia, mucho más estables y de mejor calidad.
Estados Unidos, como país individual, es el principal exportador, con ventas proyectadas para esta campaña que está finalizando, por 24 millones de toneladas, 8 millones menos que la cosecha anterior, perdiendo competitividad por la valorización del dólar y por la sobreoferta del Mar Negro y Europa, que si bien tienen en general trigo de menor calidad que el norteamericano o el canadiense, acaparan las licitaciones de África y Asia con un importante diferencial de precios, además de la ventaja de fletes.
El trigo ruso trae mayor calidad molinera y está cotizando a 187 dólares/tn, mientras que el trigo duro de invierno en el Golfo FOB Mayo, cotiza a 237 dólares.
Justamente, este jueves 30 de abril, el USDA anunció inesperadas cancelaciones de ventas de trigo 14/15, por 449.000 tns, roleándose ya los compromisos a cosecha nueva: los registros 15/16 acumularon 853.000 tns. Consecuentemente, es de esperar que se ajuste el total de exportaciones proyectadas para el ciclo vigente en el próximo informe mensual de Mayo, en que ya se comenzarán a vislumbrar las primeras estimaciones oficiales para la campaña 15/16.
Se espera, en este caso que la producción norteamericana ronde las 56 millones de toneladas, con una intención de siembra menor al año pasado, aunque con cultivos iniciando mayo en mejores condiciones, a pesar de la sequía del Medio Oeste= 42% está calificado como bueno/excelente vs el 33% del 2014.
Por su parte, hoy Argentina no figura ni el TOP TEN de países exportadores, con un saldo exportable que ronda los 6 millones de toneladas y a pesar de contar con una ventaja competitiva única: su principal socio comercial y vecino, Brasil, es el tercer importador de trigo, con una necesidad de originación anual de unas 7 millones de toneladas, y con un gran desafío de crecimiento por delante, ya que el consumo de trigo/capita en Brasil es bajo, apenas 56 kilos (200 millones de habitantes), mientras que en Argentina es de 130 kilos y en Egipto, principal importador con compras anuales por 10,7 millones de toneladas, es de 200 kilos/capita.
BrasilL, reclama a Argentina estabilidad y confiabilidad para poder acordar un plan natural de abastecimiento. Esta campaña 2014/2015 ha sido la peor en lo que respecta a precios, para los productores, de los últimos 5 años, aunque la 2013/2014 fue el peor en lo que se refiere a volumen, y será históricamente recordada como el año de menor participación argentina en el mercado internacional: sólo se exportaron 1,50 millones de tns. Ese año Brasil tuvo que comprar 3,50 millones de tns a EEUU, con un diferencial de precio en contra de unos 50 dólares (sólo de flete cerca de 20), además de 1,50 millón tn al resto del Mercosur, especialmente a Uruguay que, de la mano de la soja (doble cultivo) y del aberrante sistema de exportación nacional, desarrolló la exportación de trigo, con el foco puesto claramente en Brasil.
Por otro lado, en lo que respecta al agregado de valor, el consumo interno de harina es bastante estable, sobre todo en épocas de estancamiento de la actividad en general, y por el lado del comercio exterior, Argentina si bien acapara del 70% mercado latinoamericano de subproductos, el comercio mundial de harina es mucho más chico que el de trigo: 13 millones de tns vs 162 millones.
La molinería local, bien concentrada en la región centro al acompañar el emplazamiento de los centros urbanos más importantes, avanzó fuertemente en el desarrollo de la capacidad instalada de molienda, del 2006 al 2010 pasó de 6 a 10 millones de tons, en los años dulces en que el sistema de subsidios a la industria de Moreno benefició a la industria.
De todas formas, al no tratarse de un apoyo más que coyuntural, las cuestiones estructurales que realmente hubiesen alentado el desarrollo de la actividad (transporte, crédito, reglas claras de mercado, tipo de cambio competitivo para exportar) quedaron relegadas, por lo que no se avanzó efectivamente en la molienda, estancada en 6 millones, como techo.
Finalmente, se puso en riesgo la generación de empleo, desalentando fuertemente la colocación de productos de valor agregado en el exterior, no sólo por el mix tipo de cambio atrasado/inflación, si no también por las trabas a la exportación que también alcanza a la harina.
El desafío 2016 será plantear condiciones de comercialización claras, liberar urgentemente los mercados, alentar, seriamente, la inversión, generando reglas claras y transparentes de comercialización y formación de precios, considerando que el consumo interno en Argentina es de 6 millones de toneladas, pero el trigo que se usa para pan es solamente de 2,5 millones, que la incidencia de éste en el precio del pan es apenas del 10% y que las retenciones a las exportaciones de trigo sólo representan el 0,10% del total de los ingresos fiscales.
El trigo 15/16 será un puente entre un ciclo que llega a su fin y el nuevo gobierno. Son muchos los interrogantes a la hora de definir un escenario de precios para la nueva campaña, más allá de las cuestiones fundamentales de mercado.
La incertidumbre este año tiene que ver con cuestiones netamente políticas como retenciones y apertura de mercados. Considerar que en cualquier momento podemos recibir el anuncio de la Secretaría de Comercio de liberación de los ROES 2016, marcando la cancha.
La volatilidad está asegurada, por lo que pensar en fijar precios arriba de 140 dólares entrega diciembre/enero (tanto para trigo viejo como nuevo, el pase de cosecha es muy bueno!), con la compra de un CALL en el MATBA, es una recomendación que enfatizamos. El rango de variación de precios puede ser muy grande, tal como nos tiene acostumbrados el trigo las últimas campañas, posiblemente ésta no sea todavía la excepción (Noticias AgroPecaurias).
(*) Cra. María Sol Arcidiácono, Directora Académica AgroEducación
FUENTE: Agroeducación