Chequeado: Argentina siembra la misma superficie de trigo que hace 100 años
La superficie destinada al cereal es incluso menor que a principios del siglo pasado. Los especialistas apuntan a los cupos de exportación y la rentabilidad.
BUENOS AIRES (NAP, por Ariel Riera*)**. El presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere, abrió la 129° edición de la Exposición Rural y apuntó contra las políticas del gobierno hacia el sector. “Sembramos el mismo trigo que hace 100 años”, criticó.
La frase es correcta: la superficie destinada al cereal es incluso menor que a principios del siglo pasado, y los especialistas apuntan a los cupos de exportación y la rentabilidad.
Durante la campaña 2014/2015 se sembraron 5,3 millones de hectáreas de trigo, exactamente un millón de hectáreas menos que 100 años antes, en la campaña 1914/1915. El área sembrada del año último marca un incremento con respecto a 2013, aunque ese año junto con 2009 y 2012 son los más bajos desde 1903/1904. El punto más alto es 1928/1929, con más de 9 millones de hectáreas, un año antes del crack de Wall Street.
“El trigo es un cultivo que ha perdido rentabilidad, por lo que se lo relega en los planes de siembra”, señaló Guillermo Rossi, analista de mercado de la Bolsa de Comercio de Rosario. “Tiene cupos de exportación, derechos de exportación que son altos, y precios bajos, sumado a que en algunas zonas sembrar soja sin hacer rotación con trigo puede dar un margen más alto”, agregó.
Desde 2008 rige una limitación oficial a la exportación, a través de permisos que otorga el Gobierno para envíos fuera del país (los ROE Verdes, es decir Registros de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior).
Desde el oficialismo aducen que los cupos son necesarios para cubrir las necesidades del mercado interno. “Todo el excedente por encima de lo que requiere el mercado interno va a ser destinado a la exportación”, declaró en 2014 el ministro de Economía, Axel Kicillof, cuando anunció que progresivamente se liberarían 1,5 millones de toneladas de trigo para exportación.
“El país fue históricamente exportador de trigo, factor fundamental para ubicar la producción de granos excedente. En virtud de mantener el precio interno, esta administración limitó las exportaciones, por lo que los únicos que compran trigo son los molinos. Como desaparece la competencia en el mercado externo, el molino no tiene la obligación de pagarlo al precio internacional, y además no lo compran todo junto”, explicó a este medio Ignacio Terrile, especialista en cultivo del trigo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Pergamino.
“Al no poder vender el trigo con inmediatez en diciembre cuando se cosecha, el productor decide no sembrarlo, y dejan el campo en barbecho (sin sembrar) para que acumule el agua de la lluvia y luego sembrar soja”, siguió Terrile.
Para Rossi, una de las consecuencias para los productores es que “el trigo es un cultivo que aporta muchos nutrientes al suelo que otro tipo de cultivos como la soja quitan”. Esto se vincula con la falta de rotación de cultivos (más información en este chequeo).
La importancia del trigo radica en que es un cultivo que permite la rotación con otros como la soja, lo que es positivo para el suelo, y a que tiene más demanda que aquellos que pueden reemplazarlo, como la cebada o la avena.
¿Qué pasaba hace 100 años?
“El cultivo de trigo aumentó muy considerablemente desde 1895 en adelante, cuando la mayor parte del área pampeana se pliega a la agricultura en secano a gran escala, receta agrícola llevada a cabo en las colonias de Santa Fe”, explicó a este sitio Juan Luis Martirén, doctor en Historia por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
El especialista en temas de historia agraria pampeana señaló que este desarrollo cerealero “fue producto de varios factores, como la incorporación de tecnología, la inmigración, la modernización de las estructuras de crédito, y una infraestructura moderna”.
De esta forma, destacó Martirén, “hubo una expansión espectacular de la agricultura, que pasó a competir en términos de costo de oportunidad y rentabilidad con la dinámica ganadería vacuna que se había asentado desde 1840, sobre todo en Buenos Aires”. Entre 1895 y 1908 se pasó de dos a casi seis millones de hectáreas sembradas de trigo.
“En 1900, el trigo y el maíz eran para la Argentina lo que hoy es la soja”, concluyó en esta nota de La Nación el politólogo e historiador Juan Cruz Jaime. (Noticias AgroPecuarias)
*Periodista. Publicado en Chequeado (www.chequeado.com)