Universidad puso el alerta por el mal manejo de los residuos urbanos
La mayor cantidad de sitios de disposición de basura en Buenos Aires y conurbano se encuentra a 200 m de los cursos de agua. Falta concientizar y educar, afirmó la Fauba.
BUENOS AIRES (NAP, por Pablo Roset*). Si bien la generación de basura acompaña al hombre desde el comienzo de la civilización, recién en el último siglo se empezó a considerar la disposición de los desechos como un problema. La Ciudad de Buenos Aires (Caba) y el Área Metropolitana (Amba -zona más amplia que integran la Caba y las ciudades vecinas) producen 550.000 toneladas por mes de residuos, que son dispuestos en un único relleno sanitario (Ceamse) y en basurales informales a cielo abierto cercanos al río De la Plata, fuente de agua potable para los porteños.
Para los analistas, la cantidad de basura que generamos es un indicador de calidad de vida, aunque el impacto ambiental parecería no entrar en sus ecuaciones. Expertos de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) confían en la educación para revertir esta realidad.
Destino final: el ambiente
Los rellenos sanitarios están pensados para evitar la contaminación del subsuelo, por lo que constituyen la mejor alternativa para disponer residuos sólidos urbanos. “Los rellenos sanitarios tienen una cobertura impermeable que sirve de barrera para los líquidos lixiviados. De esta forma se busca evitar la contaminación. El problema es que el Ceamse posee pocos rellenos sanitarios y recibe una inmensa cantidad de residuos: 18.000 toneladas por día”, explicó Nadia Mazzeo, de la cátedra de Ecología de Fauba.
Mazzeo graficó que Caba y parte del Amba disponen la basura en el relleno Norte III, en José L. Suárez, “que está prácticamente colapsado”. En el conurbano bonaerense funcionan otros dos rellenos sanitarios (González Catán [al oeste] y Ensenada [al sur]), mientras que el de Villa Domínico “ya fue cerrado”.
Esta realidad hace que sigan existiendo formas de disposición final más económicas pero menos sustentables como los basurales a cielo abierto y microbasurales, donde los residuos se queman. “Quemar basura de forma no controlada, además de producir malos olores, libera al ambiente productos químicos muy tóxicos, como las dioxinas (que causan problemas de reproducción y desarrollo, afectan nuestro sistema inmunitario, interfieren con las hormonas y provocan cáncer). Además, estos basurales contaminan los suelos y los terrenos vecinos”.
Según el Atlas de la Basura que editaron en 2008 el Centro de Información Metropolitana y la Facultad de Arquitectura de la UBA, la mayor cantidad de sitios de disposición de residuos en la Caba y el Amba se encuentra a 200 metros de los cursos de agua, principalmente las cuencas Matanza-Riachuelo y Reconquista. (Tal como se ve en el mapa de apertura)
La basura como indicador
Para la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Argentina, la cantidad de residuos que generan los habitantes de una población es un indicador de desarrollo sostenible y de comportamiento de los consumidores. Pero no tienen una relación directa. Sí existe una relación entre la cantidad de residuos generados y el crecimiento del PBI. “Por esta razón se la considera un indicador de hábitos de consumo y de poder adquisitivo”.
En este orden, María Semmartin, directora de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la Fauba, quien advirtió que “entre 2001 y 2010, la proporción de residuos plásticos aumentó un 5%, a expensas de la de desechos alimentarios. Es razonable pensar que hoy se consume más comida rápida y que, en consecuencia, se descarta una cantidad enorme de envoltorios, bandejas cubiertos y vasos. Lo mismo sucede con las bolsas del supermercado o con el uso masivo de envases no retornables de bebidas. Claramente, estamos generando más residuos de lenta degradación, con las consecuencias ambientales que esto acarrea”.
Mirando hacia adelante
Tal como lo manifiesta la Secretaría de Ambiente y Desarrollo, no existe en Argentina un sistema de información que registre la generación, recolección, recuperación y tratamiento de residuos. “A nivel nacional, esta falta de información imposibilita una planificación organizada y adaptada a cada contexto en particular”.
“Por suerte -continuó Mazzeo (foto)- existe una preocupación por encarar una solución al tema del manejo de los residuos a través de la educación formal. En la Caba se le está dando cada vez más importancia; por ejemplo, existe el programa Escuelas Verdes, además de muchas actividades y cursos de formación para docentes en temáticas ambientales. En el resto del país también sé que existen iniciativas en varios municipios”.
Por otro lado, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti) desarrolló un manual de sensibilización comunitaria y educación ambiental de libre acceso para los docentes de todo el país que quieran desarrollar en el aula el tema de los residuos.
“La separación en origen busca no descartar materiales que, al ser reciclados, puedan volver al sistema de producción como materias primas. A esto apunta el programa Fauba Verde, que funciona en la facultad sobre la base de nuestros propios residuos: papel, vidrio, cartón, metales. Lo separado es donado a la Cooperativa El Álamo”.
Desde 2008 funciona en la Fauba existe el programa Manejo Integral de Residuos por el Ambiente (Mira) que tiene por objetivos promover en la facultad y en su zona de influencia, el cuidado y la preocupación por el ambiente, y motivar e instruir sobre el consumo de productos menos contaminantes, sobre la reutilización y el reciclaje de los residuos y sobre sus formas de clasificación y disposición. (Noticias AgroPecuarias)
*Periodista del portal Sobre la Tierra (www.sobrelatierra.agro.uba.ar)