Un horticultor de Mar del Plata cuenta su experiencia en primera persona
El ciclo productivo en la huerta comienza con la plantación en el mes de agosto, y termina con la cosecha en mayo. Son siete u ocho meses al año de trabajo intensivo, consagrados a cuidar el producto.
BUENOS AIRES (NAP) Como lo hacen a diario tantos otros miles de horticultores argentinos, Juan Pingel reparte sus días entre las rutas marplatenses y el invernadero. Incansable, recorre cientos de kilómetros para cosechar sus tomates y entregarlos a la exigente cadena de supermercados Jumbo, de la cual es proveedor desde hace 30 años. Su empresa lleva ya cuatro décadas de horticultura: “Empezamos en 1978, cultivando verduras de hoja, a campo”, cuenta.
“Hacíamos toda clase de especies, sobre todo lechuga, remolacha o perejil, hasta que empezamos a reconvertirnos hacia la producción en invernadero”, agrega. ¿Por qué el cambio? “Las condiciones climatológicas ya no nos permitían seguir cultivando en forma segura al aire libre, por el problema de las intensas lluvias, los vientos, el granizo y las heladas”, explica.
Este factor climático cambiante lo llevó a reconvertir su producción bajo invernadero, concentrándose en tomate y pimiento. “Además, son los productos en los que mejor se puede aplicar la tecnología para producir una mayor cantidad de productos de calidad”, dice Juan.
En rigor, Pingel explica que más del 80 por ciento de la producción hortícola del país está en manos de producciones familiares. “Son horticultores que utilizan recursos muy básicos, y como la horticultura de hoja no requiere demasiada tecnología, esto les permite subsistir con este tipo de producción”, amplía.
En cuanto a su propio emprendimiento, Pingel afirma que cuenta con un establecimiento de 10 hectáreas, seis de las cuales son cubiertas: En 4,5 hectáreas hace tomate, y en la hectárea y media restante prosperan sus pimientos.
El ciclo productivo en la huerta comienza con la plantación en el mes de agosto, y termina con la cosecha en mayo. Son siete u ocho meses al año de trabajo intensivo, consagrados a cuidar el producto.
¿Son peligrosos los agroquímicos en verduras y hortalizas?
– Yo le puedo hablar de Mar del Plata, de tantos años de estar aquí, y porque tengo una tienda de venta de productos fitosanitarios en la que asesoro a productores y les vendo productos fitosanitarios. Ha habido una reconversión muy importante y se ha tomado conciencia del buen uso de los productos. Hoy día, ya el uso de productos de bandas roja o amarilla (los de mayor toxicidad) se ha discontinuado, y las empresas productoras de agroquímicos hacen en su mayoría productos de bandas verde o azul (de menor toxicidad), que son los más amigables con las personas. En realidad, el tema de la toxicidad es más para el aplicador, no tanto para el cultivo ni para el consumo de la persona. Los productos que están saliendo al mercado por parte de la mayoría de las empresas fabricantes de fitosanitarios tienen un período de carencia muy breve, o sea que se pueden aplicar y en algunos casos cosechar apenas 24 horas después. Esto permite un trabajo más continuo, más intenso y más específico en el control de las plagas.
¿Qué significa para un horticultor hacer buenas prácticas agrícolas?
– Las buenas prácticas indican que hoy un productor está siendo asesorado por un ingeniero agrónomo mucho más de lo que era antaño. Hoy día, en forma previa a la compra o aplicación de un producto, se consulta. Además, se monitorean las plagas: Los ingenieros visitan los cultivos y determinan el umbral crítico para la aplicación de fitosanitarios. No aplicar porque sí, sino determinar qué momento es el más adecuado para el control de la enfermedad, ya sea hongos, bacterias, virus o insectos. Básicamente, el compromiso con las BPA es seguir la recomendación de los profesionales y aplicar los productos que sean necesarios, a la vez cumpliendo las estrictas normas que están definidas para los mismos en cada etapa del cultivo.
Trabajar con una gran cadena de supermercados debe implicar una gran exigencia de calidad.
– Exacto. Tenemos controles estrictos del SENASA, tanto en el cultivo, donde se toman muestras, como en el supermercado. Allí el SENASA va, toma muestras de los productos, y las analiza en cuanto al residuo de fitosanitarios que pudieran contener. Como la mercadería que nosotros enviamos está toda rotulada, es muy fácil para la autoridad de aplicación determinar si el producto que analiza corresponde al productor que cita el marbete. Le digo que en treinta años jamás me hicieron ninguna observación sobre los productos que entrego.
Qué orgullo. ¿Cómo espera celebrar el día del horticultor, el próximo 17 de mayo?
– A mí me bastaría con ayudar a que el público esté seguro de las hortalizas que consume. Porque se está trabajando intensamente para que el productor sea consciente de los productos que utiliza, y aplique todos los días buenas prácticas agrícolas. Y eso es lo que está ocurriendo(Noticias AgroPecuarias).
Fuente: Casafe