La educación: El motor del campo argentino
En general, muchas de las escuelas en las que trabajamos también producen alimentos. Los mismos chicos que egresan de una escuela son los aplicadores que vuelven a trabajar en ella.
BUENOS AIRES (NAP, POR Juan Carlos Bregy*) Hemos escuchado innumerables veces decir que “el campo es el motor del país”, pero… ¿Qué hace andar a ese motor? ¿La buena voluntad?, ¿La riqueza divina de nuestras tierras pampeanas? No, nada de eso.
El motor del campo es la educación. Al principio es un aprendizaje furtivo y familiar, una suerte de entender nuestras raíces desde muy tempranito. Luego ya se convierte en una doctrina de gran ayuda para papá, mamá, o algún pariente. Pero el golpe de horno final, generalmente comienza con alguna materia en una escuela rural.
FEDIAP es una Asociación Civil que está compuesta por un grupo de profesionales de todo el país que trabajan por la educación rural y agropecuaria. Asisten a más de 152 escuelas agrotécnicas secundarias como base, y más de 300 establecimientos, que de alguna manera se vinculan con las distintas actividades del agro.
¿Cuáles son los objetivos de Fediap?
El primero es trabajar por la educación y el desarrollo del medio rural. Luego buscamos fortalecer la capacidad de los profesionales de las escuelas y generar vínculos específicos. Queremos que un chico de la Pampa del Infierno en Chaco, o de Sarmiento en Chubut, pueda tener la posibilidad de formarse y capacitarse en el mundo agropecuario.
También, intentamos que se ponga en agenda el tema de la educación rural. Es necesario que en la Argentina, que depende tanto de su complejo agroindustrial, haya políticas respecto a la educación en el medio rural. Por eso realizamos convenios con distintas universidades, empresas e instituciones, para poder llevar más conocimiento a más lugares.
¿Por qué hacer un convenio con Casafe?
Dentro de nuestros objetivos está poder trabajar las Buenas Prácticas Agrícolas, y el convenio con Casafe responde a ello. Queremos hacer hincapié en el correcto uso y manejo de los fitosanitarios. En general, muchas de las escuelas en las que trabajamos también producen alimentos. Los consumen los mismos chicos en el comedor, y en algunos casos hasta se venden. Ahí hay que poner mucho énfasis, por más que sea una escuela, las cosas hay que hacerlas con determinados procedimientos y con la normativa correcta.
Además, muchas veces los mismos chicos que egresan de una escuela son los aplicadores que vuelven a trabajar en ella. Nuestro sueño es poder extender esas capacitaciones a nuestros profesionales, no solamente para los chicos.
¿Cómo resultaron las capacitaciones de 2018?
Casafeestá haciendo un esfuerzo muy importante para poder trabajar con nosotros en este tema, y todos están muy contentos con su trabajo. Primero organiza las capacitaciones con una parte teórica donde los alumnos pueden entender por qué se aplica de una manera y no de otra, cómo medir la deriva, realizar cálculos de las cantidades necesarias según las hectáreas, y mucho más. Al día siguiente se realizan las prácticas, donde los estudiantes pueden conocer en vivo y en directo, cómo se hacen las cosas.
Muchas veces las escuelas no tienen máquinas para poder hacer las prácticas, y los profesionales de Casafe se encargan de hablar con algún productor de la zona para que se las preste por ese día.
¿Qué aporte tiene para los alumnos las capacitaciones?
A los alumnos hay que sacarles los miedos, los prejuicios, y algunas malas informaciones que hay dando vueltas. Este tipo de capacitaciones informa y educa para que no haya una grieta a la hora de hablar o usar agroquímicos. Es poner blanco sobre negro a la manipulación y el uso de los fitosanitarios. Es una responsabilidad tanto del propietario del establecimiento como del profesional aplicador, que las cosas se hagan como corresponde. Generalmente los problemas aparecen cuando las cosas están mal hechas.
Vamos en buen camino, pero tenemos que seguir machacando en las escuelas con las BPA, porque tiene que ser un tema de agenda permanente, con Fediap o sin nosotros. Casafe les dio mucha hambre de conocimiento y mucha predisposición.
¿Cuáles son los objetivos para el resto de 2019?
En algunas provincias, gracias a los convenios que ya tiene Casafe, estamos tratando de que los chicos puedan obtener el carnet de aplicador una vez finalizada la escuela y realizada las capacitaciones en BPA. Pero lo complicado ahí es el tema de la edad, porque los alumnos deben ser mayores de 18 años, y la gran mayoría que están en el último año no llegan a tener esa edad.
De todas formas vamos a seguir trabajando con los distintos ministerios de agricultura de las provincias para ver cómo se puede validar para que obtengan el carnet.
Para nosotros la educación agropecuaria debe ser prioridad. Darle ese lugar de importancia sería un lindo objetivo (Noticias AgroPecuaria).
*Juan Carlos Bregy, es director Ejecutivo de FEDIAP. Fuente News letter de CASAFE,