Mercosur-UE: Un largo camino para la integración bilateral
Más allá del entusiasmo que la firma del acuerdo base generó en los dos bloques, comienza ahora la etapa más difícil, las negociaciones parlamentarias en ambos bloques.
BUENOS AIRES (NAP, por Eduardo Bustos) El reciente acuerdo firmado entre el Mercosur y la Unión Europea viene a concretar un anhelo cuya puntada inicial se dio un 21 de marzo de 1991, cuando en Asunción del Paraguay los presidentes de Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay estamparon su firma en el documento que daría forma al Mercado Común del Sur, que aún mantiene varias inequidades.
A 29 años de ese hecho histórico se produce este nuevo hecho histórico: la firma del tratado que sienta las bases para un futuro acuerdo de libre comercio entre los dos bloques que suman en total nada menos que 800 millones de habitantes, la tercera parte de lo que representa China o India, cada uno de esos dos países con más de 1.300 millones de habitantes.
Más allá del entusiasmo que este acuerdo despierte a ambos lados del océano Atlántico, aún debe contar con el visto bueno del parlamento de cada uno de los 38 países que constituyen la UE, y luego la luz verde del Parlamento Europeo. Mientras, en el hemisferio sur, el acuerdo deberá contar con la aprobación del parlamento de los cuatro jugadores de Mercosur y, además deberá ser aprobado por el Parlasur, que hasta ahora, desde su creación, sesionó a un promedio de cinco veces por año.
Más allá de los votos que este acuerdo obtenga, sin dudas, uno de los países que más saldrá beneficiado es la Argentina, porque tiene un escaso portafolio de acuerdos comerciales que representan solo el 10 por ciento de su PBI global, con un fuerte impacto en la competitividad a nivel internacional, además de afectar la inserción “de nuestros bienes y servicios en el mudo”, aseguran desde ámbitos oficiales.
El acuerdo liberará en forma gradual más de 10.000 posiciones arancelarias de las cuales unas 1.800 corresponden a productos de origen agroindustrial: “El 63% de las exportaciones argentinas a la UE son bienes agrícolas. La UE liberaliza el 99% de las importaciones agrícolas del Mercosur: para el 81,7% eliminará los aranceles de importación. En tanto, para el 17,7% restante ofrecerá cuotas o preferencias fijas”, sostuvo el secretario de Agroindustria de Argentina, Luis Miguel Etchevehere, en diálogo con los periodistas, días atrás.
El convenio ofrecerá para esta parte del mundo fortalecer los vínculos políticos, culturales y económicos; generar un entorno económico, normativo e institucional moderno; aumentar las oportunidades de inversión, fomentar las exportaciones, sobre todo de las economías regionales, además de promover el desarrollo económico entre otros, conceptos.
“Todos nuestros productos de la agricultura, de la agroindustria están presentes y va a llevar a que se genere arraigo y empleo en los sitios en que producimos”, puntualizó Etchevehere.
El acuerdo, una vez aprobado por cada una de las partes protagonistas, representará para el Mercosur la eliminación de aranceles de importación para el 84% de las exportaciones del Mercosur con destino a la UE. Además de ese total, a partir de la vigencia del acuerdo el 70% ingresara a la zona euro con arancel “0”, el 14 por ciento restante, entre 4 y 10 años ingresará a la zona con arancel, también con arancel “0”. También habrá desgravación parcial para los productos cuotificados o para el 15 por ciento de las exportaciones locales.
Es evidente que, a partir de los puntos expuestos en este comentario, que solo refleja algunos productos, si se tiene en cuenta que el convenio abarcará 10.000 posiciones arancelarias, de las cuales 1.800 corresponden a la agroindustria, implicará para la Argentina -más que para el resto de los países miembros de Mercosur- la posibilidad de alcanzar una equilibrada competitividad.
Competitividad que deberá pasar por una rebaja a sus mínimos exponentes inflacionarios, siendo que Argentina es el país que tiene la inflación más alta de la región, después de Venezuela, un mal que viene desde la década de los años 70. Y la rebaja de la inflación debe ocurrir a la vez con una importante quita en las diferentes áreas tributarias y, sobre todo, una sustancial rebaja de las tasas de interés bancarias que úeda motorizar a las industrias y lograr que el poder adquisitivo de los argentinos se equipare a los de otros países, lo que no significa ajustar los sueldos como ya se hizo a comienzo de los años `90.
El tratado de Libre Comercio Mercosur–UE recién comenzaría a regir en -al menos- dos años. Tiempo suficiente para la Argentina y sus socios logren la equidad necesaria para que este convenio se traduzca en una aumento de las fuentes de trabajo, una mejora en la economía para cada uno de los 400 millones de habitantes del Mercosur. Actualmente, el ingreso medio de los socios europeos alcanza a 34.000 dólares anuales; los del Mercosur no llegan a la mitad. (Noticias AgroPecuarias)