Entidades de apicultores y organizaciones de América Latina y el Caribe piden acciones colectivas por las abejas
En la región, el número y la diversidad de las abejas fue disminuyendo año tras año debido a la hegemonía de un modelo de desarrollo basado en el uso ilimitado de los recursos naturales.
BUENOS AIRES (NAP) En el marco del Día Mundial de las Abejas -20 de mayo- y la semana de la Miel, la Sociedad Argentina de Apicultores y más de 200 organizaciones, colectivos y asambleas de América Latina y el Caribe en red, realizaron una acción colectiva solicitando a la Relatoría Especial de los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (REDESCA) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que se tomen medidas urgentes en defensa de las Abejas, que están desapareciendo, de la Biodiversidad y de la Naturaleza.
Las abejas son esenciales y se encuentran entre los más importantes polinizadores responsables de asegurar la disponibilidad de alimentos en el mundo y garantizar la diversidad biológica permitiendo el equilibrio ambiental. La desaparición de las poblaciones de abejas implica un impacto letal en el resto de las especies del planeta y de la vida misma tal como la conocemos. De allí la necesidad de solicitar una recomendación para los países que integran la Organización de Estados Americanos (OEA) para que analicen acciones orientadas a protegerlas.
En el documento presentado se piden recomendaciones tendientes a: declarar a las abejas Patrimonio Natural por constituir la “polinización” una actividad esencial para garantizar la Preservación de la Diversidad Biológica, y en consecuencia, el derecho humano a una alimentación adecuada; prohibir la liberación al ambiente de agrotóxicos que causan la muerte de las colmenas, como los insecticidas neonicotinoides y fipronil, así como los herbicidas como el glifosato, entre otros.
El 75% de los alimentos depende de la polinización de las abejas. Por eso, si las abejas desaparecieran, gran cantidad de productos esenciales para la vida desaparecerían con ellas.
Asimismo, en el documento se pidió declarar a las abejas “Especie en peligro de extinción”, promover acciones concretas para promover la biodiversidad y proteger hábitats favorables para las abejas y demás polinizadores; incorporar los derechos de la Madre tierra, de la Pachamama, de la Naturaleza; y recomendar incluir en el Estudio de Impacto Ambiental / Informe de Impacto Ambiental (EIA/RIMA) o normas legales equivalentes, los inventarios y el rescate de invertebrados (por ejemplo, abejas) en grandes obras como centrales hidroeléctricas, carreteras, entre otros.
El modelo es con la inclusión de las abejas.
En la región, el número y la diversidad de las abejas fue disminuyendo año tras año, como consecuencia de la hegemonía de un modelo de desarrollo en base al uso ilimitado de los recursos naturales y de un modelo agroindustrial que privilegia el monocultivo transgénico que determina la pérdida de la biodiversidad y el hábitat de las abejas y el uso intensivo de fitosanitarios, entre los que se destacan los herbicidas e insecticidas neonicotinoides y fiproniles, que reducen su alimento, deterioran su capacidad de orientación y comunicación y finalmente las mata. Así, mueren aisladas, sin alimento, ni conexión con su colonia.
El 75% de los alimentos depende de la polinización de las abejas. Por eso, si las abejas desaparecieran, gran cantidad de productos esenciales para la vida desaparecerían con ellas. Frutas, verduras, forraje para los animales, hierbas medicinales y cultivos para usos industriales, como el algodón. Sin la polinización realizada por la abeja y otros insectos polinizadores, acabaría la biodiversidad del planeta. Es gracias a la biodiversidad que hay tantos productos agrícolas diferentes, cada uno con su sabor, color y valores nutricionales valiosos para nuestro bienestar y el de todos los seres vivos (Noticias AgroPecuarias).