El sector requiere que se revea el cierre de exportaciones y que se atiendan temas pendientes
El mecanismo de emergencia de prohibición de despidos y doble indemnización extendida hasta finales de año no creará nuevos empleos.
BUENOS AIRES (NAP, por Daniel Urcía*) La decisión oficial de cerrar parcialmente las exportaciones de carne vacuna genera perjuicios en la producción ganadera, en la industria, en inversiones y en el empleo al tiempo que no generó bajas en los precios de la carne vacuna.
El sector necesita de las autoridades que reviertan la medida y que se hagan eco de los temas de pendiente solución.
La situación del mercado de ganados y carnes está determinada por el clima pre-electoral y dominado por la incertidumbre.
A la suspensión de exportaciones comunicada por el Presidente Alberto Fernández el 20 de mayo, le siguió una apertura con restricciones en volúmenes y cortes mediante el Decreto 408/21 publicado en boletín oficial el 23 de Junio.
A casi 60 días de tomada la medida, desde el sector privado nos reunimos con funcionarios nacionales y provinciales, quienes comprendieron que la restricción de cortes de la categoría “vacas” es un error que debe ser subsanado, llevamos ya casi un mes y eso no ocurre, ocasionando pérdidas absurdas a todo el sector y al país.
Entendemos que las decisiones están determinadas por el clima electoral, porque no encontramos explicaciones racionales a la restricción de cortes procedentes de la faena de vacas que no se consumen en el mercado doméstico, solo queda intentar comprender que está motivada por razones políticas y que hay un sector de electorado que ve satisfactoriamente este tipo medidas.
Al sector productivo este tipo de decisiones e indecisiones les ocasionan un gran perjuicio porque frena inversiones, como ya dijimos causa grandes pérdidas innecesarias y, en definitiva, perjudica el desarrollo del interior del país ocasionando deterioro del empleo privado que tanto necesitamos afianzar para salir adelante como sociedad.
El mecanismo de emergencia de prohibición de despidos y doble indemnización extendida hasta finales de año no creará nuevos empleos y el desánimo que provoca las restricciones al comercio potencia su efecto contractivo.
Por otra parte, ya señalamos en otras oportunidades que la medida sería ineficiente si el objetivo era la baja de precios lo que se refleja en las estadísticas del Indec sobre la inflación del mes pasado.
La faena de hacienda en junio resultó levemente inferior a la de mayo.
Como dijimos en ediciones anteriores, la producción ganadera y las faenas están en proceso de reconfiguración.
Analizando la de junio se puede apreciar que ha sido levemente inferior, -2.6% menos que la faena de abril (último mes de faena sin intervención en el mercado) con misma cantidad de días hábiles que junio (21) y un -3,5% de lo que representa la faena promedio de todo el semestre.
En el contexto de restricción de actividad exportadora y la situación económica general, creemos que son números aceptables, pero encienden una luz amarilla importante. Incluso se advierte una suba en la faena de junio para la categoría novillito y vaquillonas comparados con abril.
Pondremos en observación si la mayor faena de novillitos obedece a requerimiento de demanda doméstica o a la liquidación ante el espanto de restricciones para las exportaciones de novillos (seria apresurado pero no podemos dejar de considerarlo).
Por otra parte, la faena de porcinos continua creciendo en cantidad y la oferta aumentará en el mercado interno, producto de la caída de su valor en exportaciones con destino a China con un precio muy inferior al de los cortes vacunos, este producto continuará afianzándose y siendo un alternativa para los consumidores.
El mercado de consumo debe analizarse en su totalidad. El ciudadano argentino ha diversificado su dieta no solo por precio, sino también por hábito.
En este contexto no creemos posible subas significativas en el precio de la hacienda y de la carne sino más bien un mercado sostenido o en el mejor de los casos con valores que acompañen a la inflación, y esto más de las medidas de intervención que tome el gobierno nacional.
En función de la realidad que impone “el mercado” creemos que es necesario quitar las restricciones a la exportaciones y poner en vigencia un plan ganadero que corrija las inequidades fiscales que hace décadas reclama el sector, reconozca una categoría especial de régimen simplificado para el carnicero, equipare la alícuota de IVA para con el servicio de faena.
Además se debería permitir la exportación de cueros crudos salados sin retenciones generar líneas de crédito blando para la actividad ganadera, especialmente el sector de encierres a corral y la adecuación de los establecimientos de faena para que haya un único estándar sanitario básico a nivel país (Noticias AgroPecuarias).
*Daniel Urcía es médico veterinario y presidente de la FIFRA