Los primeros meses del año arrancan con un panorama cargado de incertidumbres
Así lo sugiere el último informe macroeconómico de CREA. El central mantiene una depreciación diaria del peso y aumentó las tasas de interés.
BUENOS AIRES (NAP). Un panorama económico marcado por la presencia de incertidumbres y riesgos caracteriza a la economía argentina en los primeros meses del año.
El inicio del año trajo consigo novedades en materia económica y financiera, frente a la necesidad de cumplir con las condicionalidades que implica renegociar los vencimientos de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En efecto, el bajo nivel de reservas netas del BCRA (USD 2.434 millones) obliga, urgente, a la Argentina alcanzar un acuerdo, porque los pagos de capital hasta marzo ascienden a USD 3.910 millones. Así, el tercer mes del año aparece como una fecha clave para evitar un default con el organismo internacional.
Se acelera la depreciación de la moneda
En este marco, y luego de cuatro meses de ventas en el mercado oficial (USD 2.971 millones), la autoridad monetaria aceleró el ritmo de depreciación diaria de la moneda, desde un 1% mensual en la previa de las elecciones hasta alrededor de un 2,2% mensual en la actualidad.
Sin embargo, si se anualiza este nuevo ritmo (26,8%), todavía se encuentra por debajo de la inflación anual de 2021 (50,9%), comportamiento que implicaría una pérdida de competitividad cambiaria.
Más en detalle, como los costos aumentan, traccionados por la inflación local, se produce un encarecimiento en dólares respecto al resto del mundo con macroeconomías más estable.
Para evitar este sendero, y de no mediar una baja en la inflación, el Banco Central deberá continuar aumentando la velocidad de depreciación del peso, si desea alcanzar al crecimiento esperado de los precios para el 2022 (54,8%3)
La evolución del dólar oficial durante 2021, y lo que va de 2022, contrasta con los riesgos climáticos que enfrenta la campaña agrícola.
Récord de liquidaciones
Pese al fuerte crecimiento de las exportaciones de soja, maíz y trigo, que tuvieron una liquidación récord de USD 32.467 millones en 2021, el BCRA termino el año con menos reservas netas que las que lo comenzó
(USD 2.434 millones y USD 4.188 millones, respectivamente).
A lo largo de los últimos años, la balanza comercial argentina fue dependiente de la exportación de cereales y oleaginosas para ser superavitaria.
De esta manera, al atravesar una situación climática adversa, una mala cosecha en 2022 propinaría un golpe importante a un mercado cambiario ajustado.
Al observar el plano monetario, en los primeros días de enero, el BCRA buscó fortalecer el mercado financiero en pesos y desincentivar la dolarización de carteras a costa de encarecer el crédito.
De este modo, el sector privado suma competencia en la captación de fondos debido que se posiciona la opción de prestarle al BCRA, entidad que se encuentra libre de riesgo.
Deuda en pesos
La intención del Estado es tomar una mayor cantidad de deuda en pesos y reducir la emisión, propiciando una contracción del circulante como forma de contener la inflación.
Para ello, se aumentó de 38% a 40% la tasa de política monetaria, luego de más de un año sin movimientos, situación que también estaría vinculada a las pretensiones del FMI, que busca una tasa de interés positiva en términos reales (es decir, que supere a la inflación).
Este aumento ubica la tasa por encima de la inflación proyectada por el gobierno (33%4 ) pero por debajo de la inflación esperada por el mercado (54,8%) y de la inflación pasada de 2021 (50,9%).
Por este motivo, no puede descartarse que la autoridad monetaria realice nuevos ajustes en la tasa de interés.
No obstante, el elevado nivel de los pasivos del Banco Central, con un stock de letras similar al 2017 , previo al desencadenamiento de la crisis cambiaria, pone un límite a la capacidad de retirar pesos mediante la esterilización.
Punto álgido
Por este motivo, estas variaciones de la política cambiaria y monetaria se complementan con un plan fiscal, que hoy es el punto álgido de la discusión con el FMI, que busca una reducción del déficit fiscal más rápida de la que ofrece el Gobierno. En el 2021, el camino tomado para mejorar el balance fiscal fue tanto un aumento de los ingresos nacionales como una reducción del gasto.
Los primeros aumentaron su participación en un 2,43% del producto, fundamentalmente por impuestos vinculados a la actividad económica, por el incremento en la recaudación en Derechos de Exportación (DD.EE.) y por el Aporte Extraordinario de las Grandes Fortunas.
. Los gastos, por su parte, se recortaron en 1,78%6 , mayormente por la eliminación del gasto COVID7 y de la
pérdida de valor de partidas por inflación.
Sin embargo, la tarea del mejoramiento fiscal se presenta como dificultosa para el corriente año, ya que no existe el gasto COVID para recortar, no hay Aporte Solidario a las Grandes Fortunas para recaudar, se proyecta una posible caída en la recaudación de DD.EE. y la creación de nuevos impuestos es de difícil implementación ante la nueva composición del Senado.
En conclusión, el panorama para la economía argentina desde los primeros meses del año está principalmente marcado por la presencia de incertidumbre y riesgo.
Por un lado, si bien algunos cambios de política parecen apuntar en esa dirección, todavía existe incertidumbre sobre si llegará y cuando un nuevo acuerdo con el FMI.
Por otra parte, el riesgo climático, luego de un 2021 con liquidaciones récord, pone en duda la capacidad de aporte de divisas del agro en el contexto de un mercado cambiario ajustado. (Noticias AgroPecuarias)