Día de la tierra: la naturaleza esclava
Un esclavo es aquel considerado propiedad de otro y que trabaja y produce sin ser correspondido con una paga. Hoy ¿con qué se puede comparar esa definición? Nota de opinión de la ONU para este 22 de abril**.
BUENOS AIRES (NAP, por Rodolfo Tarraubella*) La esclavitud ha sido un flagelo durante más del 99% de la existencia de la humanidad en la tierra, ha estado más tiempo vigente que prohibida, ha sido la “norma… lidad”. Muchas veces, se justificaba la esclavitud considerando al esclavo como “no humano”, o sea una cosa o animal. A pesar de que se sometía con la violencia, se consideraba éticamente justo, esclavizar a algo, no humano, animal quizás.
Curiosamente, las mayores producciones de esa época eran realizadas por los esclavos, se consideraba que era natural que así sea y que era lo que Dios quería.
El abolicionista era aquella extraña persona que creía que debía declararse la ilegalidad de esa práctica. Su manera de pensar no era respetada por el común de las personas y se decía de ellos, por lo bajo, casi como un insulto, “es abolicionista”, como una característica indeseable. Consideremos que no existían países en el mundo donde la esclavitud no fuera un hecho, ni tampoco registros en el pasado. Con lo cual, desterrar esta condición de servidumbre era impensado y solamente considerado por unos pocos “locos”.
Un esclavo sería entonces, aquel que es considerado propiedad de otro y que trabaja y produce sin ser correspondido con una paga ya sea justa o injusta.
Hoy, aquellos que trabajan produciendo servicios y bienes que son imprescindibles para sostener la vida, no reciben pago por ello. Me refiero a los servicios ecosistémicos como la biodiversidad, la captura de dióxido de carbono de la atmósfera, la polinización, la fertilidad, la producción de oxígeno, el cuidado de las cuencas hídricas, y el paisaje escénico, entre otros.
En la Facultad de Economía, en el primer día de clase, el profesor dice: “Existen bienes escasos, y bienes superabundantes. Nosotros, los economistas, nos dedicaremos a los bienes escasos, porque son susceptibles de valor comercial, en cambio, de los otros, los superabundantes, no nos ocuparemos”. ¿Y cuáles son los bienes superabundantes? El aire, el agua, la biodiversidad, etc. ¿Y para qué sirven? Ni más ni menos que para vivir, son imprescindibles para la vida, pero los economistas no los consideran trascendentales como para dedicarse a ellos. Quizás también porque consideran que la naturaleza debe ser esclava del hombre, y no ser remunerada por ello.
Entonces, ¿somos esclavistas o abolicionistas respecto a la naturaleza?
Todos estamos acostumbrados a pagar por los espacios comunes de nuestros edificios de departamentos donde vivimos, le llamamos expensas. Sin embargo, no estamos acostumbrados a pagar por el mantenimiento de los bienes comunes: el aire, el mar, los bosques, la biodiversidad, los ríos, entre otros.
¿Cómo pensar en una infraestructura sin darle mantenimiento? La mayor estructura sobre la que se basan el resto de nuestros sistemas productivos y biológicos es la naturaleza misma, sin embargo no existe un concepto de pago para su sustento. Y al igual que pasaría con otro tipo de estructuras sin mantenimiento -como una fábrica o un puente-, la infraestructura que nos sostiene – la naturaleza- se va degradando.
Es tan fuerte el pensamiento esclavista hacia la naturaleza, que cuando se considera que debemos pagar por sus servicios, saltan al unísono un montón de voces acusando de “vil comerciante” a quien quiere monetizar y/o mercantilizar a la naturaleza. ¡Nada más lejos!
Lo que se busca es que se paguen los servicios que produce, para poder mantener mejor a esta infraestructura imprescindible e indispensable llamada Naturaleza. Lo que se quiere es LIBERAR A LA NATURALEZA DE LA ESCLAVITUD a la que ha sido sometida.
La acusación de “vil comerciante” hacia quien aspira a valorizar los servicios de la naturaleza recuerda a los que acusaban de “abolicionistas” a aquellos que querían liberar a los esclavos.
La realidad es que hoy la naturaleza es la esclava, y los abolicionistas, somos aquellos que queremos que ella reciba una remuneración por lo que brinda, para poder conservarla, mantenerla y cuidarla. Liberemos a la naturaleza de la esclavitud a la que ha sido sometida, valoricemos sus servicios.
Y vos, ¿Sos esclavista o abolicionista respecto a la naturaleza?
(Noticias AgroPecuarias)
*Rodolfo Tarraubella es presidente de la Fundación EcoConciencia y director ejecutivo de CIFAL Argentina (entidad del ecosistema de Naciones Unidas)
**El 22 de abril se celebra en muchos países el Día Internacional de la Madre Tierra para crear una concienciación común a los problemas de la sobrepoblación, la producción de contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger la Tierra. Su promotor fue el senador estadounidense Gaylord Nelson.