Los bovinos criollos que vinieron desde el sur
Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora trabaja en el rescate del genoma del bovino Criollo. (NAP) La ganadería bovina argentina, a lo largo de sus más de 200 años de historia, se caracterizo por unas fuerte presencia de razas originarias de Gran Bretaña y más tarde de Francia y otros países que hoy forman parte de la Unión Europea.
Sin embargo, las crónicas ganaderas rescatan otras razas bovinas, que llegaron a estas tierras alrededor de 1569, entre ellas la ibérica (Historia económica de la ganadería argentina)*, traída por los españoles que con los años paso a ser el ganado cimarrón y más tarde la raza Criolla argentina que de norte a sur y de este a oeste se los veía por la dilatada geografía de estas tierras.
Al rescate del Criollo
Un grupo de ingenieros zootecnistas de la la facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, desde hace más de tres décadas, trabaja en diversas líneas de investigación que apuntan a mejorar y difundir a ésta raza vacuna.
Rubén Martínez, ingeniero zootecnista, fue uno de los investigadores pioneros que llevó adelante este proyecto que hoy coordina su colega, Enrique Genero, de la misma disciplina, y recuerda que la puntada inicial se dio allá por 1988, cuando tuvo noticias referidas a la existencia de bovinos Criollos “asilvestrados” en el parque nacional Los Alarces, en la provincia de Santa Cruz.
“Después de conocer la existencia de esos animales en la zona de Lago Argentino, hicimos una primera extracción en 1991, en 1992 y, en 1994, fuimos con el Decano, Macerlo Yasky, la primera autoridad de nuestra Facultad, que visitó el lugar y sugirió llevara ese ganado a Buenos Aires y, en mayo de 1996 llegaron a un campo que teníamos en Esteban Echeverría. Allí arrancó una nueva etapa que fortaleció el proyecto con trabajos científicos”, recuerda Martínez.
Por su parte el Ing, Zootecnista Enrique Genero, hoy al frente del equipo que coordina el proyecto de investigación sobre ganado Criollo patagónico, cuenta que se busca “la recuperación del genotipo original de la raza que había en la provincia de Buenos Aires, que nunca tuvo selección y se mantuvo en un ambiente natural”, explica.
“Esta es una de las razas que vive en el sur con un clima frío y húmedo porque se adaptó a esas condiciones. En los orígenes (de la ganadería vacuna), lo que había para el consumo era vacas criollas, pero con la aparición de la revolución industrial, el frigorífico y el barco a vapor, los ingleses, vieron la posibilidad producir un tipo de carne al que estaban acostumbrados a consumir, caracterizadas por tener grasa de cobertura”, explica el investigador.
Para atender esa demanda se importaron los primeros reproductores de las razas Shorthorn, Angus y Hereford, que dio origen a toda la producción.
“Todo el mundo atribuía la mejora de e se cruzamiento a las razas británicas, sin embargo esos animales tenían 3/4 de sangre británica y 1/4 de Criollo, los cuarterones eran los animales ideales, adaptados al medio, que resistían bien y cuidaban a las crías y producían una muy buena carne”, detalla el Zootecnista.
La presentación
La presentación del proyecto sobre ganado Criollo en sociedad, se realizó con una degustación de carne asada a la parrilla y un detalle que llamó la atención es la calidad magra. La explicación la dio Genero.
“En la provincia de Buenos Aires estos animales son criados a pasto y por naturaleza es una carne magra, pero la otra parte del proyecto es realizar cruzamientos para lograr más grasa intramuscular y aprovechar todo es vigor híbrido del cruzamiento entre las razas”, explica el investigador.
En el desarrollo del proyecto “Ganado Criollo”, se utilizan en forma independiente cualquiera de las tres razas británicas para lograr un mejor engrasado intramuscular, pero, aclara Genero “Si aparece una línea de consumidores que busca un tipo de carne más magra, buscaría esta, que por naturaleza es más magra”.
A la hora de marcar algunas diferencias, Genero destaca que la raza se caracteriza por tener un mayor largo de pelo, además de tratarse de vacas que paren siempre y sin problemas de fertilidad. “Pensemos que son vacas que estuvieron años en un medio natural y sin intervención del hombre, por lo que tienen más rusticidad”, amplía.
Según las crónicas históricas algunos autores aseguran que en la primera mitad del siglo XIX había unos 20 millones de cabezas de ganado Criollo, otros hablan de 40 millones.
Las bondades
A la hora de definir bondades de la raza Criolla, Martínez resalta “la eficiencia biológica por la longevidad, la fertilidad y la sobrevida en diferentes ambientes, creo que son las tres principales características que destaco, porque definen la producción y esto se los da la naturaleza, porque el bovino Criollo, casi no tuvo selección de la mano humana”.
Martínez que lideró el grupo de investigadores durante muchos años recuerda que los criterios para selección de los animales que se realiza produce un distorsión en el genoma de los bovinos que interactua entre si y produce mucho disturbio, mientras que la raza Criolla mantiene todas sus características de una especie natural (Noticias AgroPecuarias).