Ganadería de cría: bajos ingresos y ventas forzadas
La vaca flaca, presionada por el aluvión de oferta que se dio en estos últimos meses a causa de la seca, el quebranto interanual asciende al 50%, en términos reales.
(NAP) Como consecuencia de la sequía, la ganadería se enfrenta a fuertes restricciones de forraje y mayores costos de suplementacion para transitar el invierno.
A ello se suma el retraso que arrastra el precio del ternero y de la vaca, por lo que se está ante una de las peores campañas para la cría de los últimos años.
Como ya señaló el informe Rosgan con anterioridad, medido en términos reales, el precio del ternero acumula un atraso del 38% anual, según el índice ROSGAN.
Lo mismo sucede con la vaca con destino faena, que en el último año registra un retraso real promedio del
38%, aunque en el caso de la vaca flaca, presionada por el aluvión de oferta que se ha estado dando en esos últimos meses a causa de la seca, el quebranto interanual asciende al 50%, en términos reales.
Estas dos categorías componen precisamente el principal ingreso con que cuenta el criador para sostener la estructura de todo un año productivo.
La vaca con destino a faena sufre un retraso real que en promedio alcanza al 38%
En efecto, siguiendo como referencia un planteo productivo de cría mejorada en Cuenca del Salado –según los modelos elaborados por la Dirección de Estudios Económicos de Ministerio para el seguimiento trimestral de los resultados ganaderos-, el ingreso anual estimado por venta de terneros/as, de vacas y toros de rechazo, este año arrojaría unos $60.850 por hectárea.
Comparado con los $50.985 por hectárea calculados a mayo del año pasado y llevados a valores de hoy, implican un 40% menos de ingresos al año.
Los modelo, diseñados para analizar la evolución de los márgenes económicos de la actividad, no tienen en cuenta variaciones en la cantidad de cabezas y kilos vendidos en cada ciclo.
Más terneros.
Si bien este año por datos de stock sabemos que existen unos 670 mil terneros más que los logrados el año pasado, un factor difícil de ponderar en promedio general, es la merma en kilos que muchos criadores terminaron sacrificando al momento de la venta, producto de los destetes anticipados que debieron realizarse ante la falta de pasto.
Por tanto, si bien este año se evidencia una mayor cantidad de terneros saliendo de los campos, los kilos
logrados por animal en muchas zonas se ubicaron por debajo de lo esperado, con valores que, como vimos
resultan casi un 40% inferiores a los obtenidos un año atrás, medidos en moneda de hoy.
La sequía, golpeo muy fuerte a todo el sector agropecuario. En este sentido, el invernador que es uno de los grandes demandantes de este tipo de hacienda liviana, hasta entonces estuvo muy limitado en su poder de compra, jaqueado por las mismas restricciones de pasto que sufrió el criador.
Del mismo modo, también se notó la falta de liquidez proveniente de la agricultura que, en los últimos años ingreso importantes flujos de fondos al sector ganadero, en búsqueda de protección de valor.
El costo de tomar fondos externos a tasas cercanas a los dos dígitos anuales se hizo prohibitivo para cualquier actividad productiva y más para una ganadería con precios retrasados contra inflación.
En este contexto, el gran desafío para el productor es cómo transitar un año con menores ingresos y sin
oferta crediticia, evitando ingresar a un proceso de descapitalización.
Ventas forzadas
Hasta el momento, se observa un importante desprendimiento de vacas. Si bien buena parte de estas ventas fueron forzadas por la seca, también en una gran proporción fue impulsado por la necesidad de cubrir el faltante de fondos que no se consiguió generar con la zafra terneros.
En efecto, los datos de faena de vacas registrados hasta abril último marcaban un incremento del 27% respecto de lo faenado en igual período del año pasado, mientras que durante mayo (de acuerdo a los datos
que publica SENASA- podemos estimar una muy leve disminución respecto de abril aunque aun superior al registrado en mayo pasado.
Posiblemente ante la falta de recursos, esta sea la “caja” mas rápida y efectiva que encuentra el productor
para generar esos recursos necesarios.
Además del bajo valor al que se vende esta hacienda –un 50% menos en términos reales- no debe dejar de poderar cuánto le constará reponer esos vientres, pasado el invierno.
Históricamente, el promedio del valor de reposición de una vaquillona preñada en relación al valor de una
vaca de descarte fluctuaba entre 2,0 y 2,5 lo que determina la cantidad de vacas de descarte que se requieren para comparar una vaquillona preñada.
El año pasado, a esta misma fecha, la relación de resposición arrojaba 2,3, unos 6 puntos por debajo del promedio, mientras que hoy, con la fuerte desvalorización que sufrio la vaca, se encuentra en niveles de 2,8, 12% por sobre el promedio de 10 años para este mismo mes.
El punto que es que, hasta el momento, la relación de reposicion de vientres se ha incrementado mayormente por desvalorización de la vaca sin contemplar aun la firmeza que indefectiblemente experimentarán los vientres nuevos a medida que los campos comiencen a recuperar receptividad y nos acerquemos a momentos de mayor definición electoral.
Es entonces cuando se ponderará la verdadera descapitalizción que terminará sufriendo el criador durante esta campaña a causa de la seca, debido fundamentalmente a la ausencia total de mecanismos de contención que ayuden a transitar las adversidades que naturalemente se plantean en cualquier producción a cielo abierto(Noticias AgroPecuarias).