La ventaja de trabajar con un sistema silvopastoril
La calidad de las maderas obtenidas en el emprendimiento de la familia Gruber, permiten acceder a un valor agrega que supera los estándares recomendados.
(NAP) La producción de ganado vacuno en un sistema silvopastoril tiene ventajas significativas porque permite al productor, además de balancear la huella de carbono, explotar los nichos de producción ganadera y forestal, además de combinar el paisaje productivo misionero, tal cual lo hace la familia Gruber, propietaria de la Estancia La Emilia.
“Los sistemas silvopastoriles, traen beneficios, porque además de pensar en una cadena de producción, permite trabajar con varios sistemas de producción compatibles con el medio ambiente, capturando carbono y compartiendo la bidiversidad de especies, por la interacción de la ganadería con las pasturas”, explicó Bárbara Keiler, moderadora de una de las paradas demostrativas de la Elisa, para contar detalles de la experiencia elegida por el IPCVA para l,a última jornada a campo .
Con respecto a la compatibilidad del paisaje misionero con la producción, la moderadora añadió que “En nuestra empresa hacemos mucho hincapié en que la producción sea eficiente, porque una pastura bien manejada captura un montón de carbono, a diferencia de las ganaderías que solo tienen animales y no tienen árboles, capturan mucho menos carbono, que este sistema, que es el más eficiente, porque se puede producir y ser compatibles con el medio ambiente”.
Con respecto al negocio de los bonos de carbono, Keiler resaltó que en nuestro país no es una actividad muy difundida pero “es lo que se viene, apostar a la protección de la selva, incluir variedades de especies nativas y frutales para proteger a los animales y ofrecerles alimento. Si yo tengo solo pinos, dejo a las vacas sin comida, pero la combinación de estos sistemas generan un gran beneficio”, reseñó.
Especies arbóreas
Acerca de la presencia de especies arbóreas nativas como componente forestal del Sistema Silvopastoril (SSP), el Ing. Forestal Rubén Costa, explicó que hasta 2005 la familia Gruber fue raleando la plantación forestal para pasar la explotación a “un sistema silvopastoril, con la permanencia de unos 90 árboles por hectárea, de unos 20 años y, a diferencia de otras experiencias, los propietarios del campo implantaron pasturas y luego trajeron a los bovinos”, describió.
Las parcelas tienen un 50% de pasturas implantadas y el otro 50% de pasturas naturales.
“A partir de 2010 se implantaron especies forestales nativas y algunas exóticas como oro negro y cedro misionero y guapurubu, entre otras, para aumentar la biodiversidad y producir madera de pino de altísima calidad”, explicó Costa
El profesional recordó que días atrás se realizó un relevamiento de dos parcelas de 1,2 ha cada una y los resultados obtenidos fueron asombrosos porque se verificó que los árboles tenía un diámetro de 0,50 m, promedio, con una producción de madera de 2,3 metros cúbicos por árbol.
A la hora de evaluar los resultados económicos de la superficie relevada, con un volumen de 210 metros cúbicos de madera, Costa aseguró que “se pueden obtener, medidos en pie, unos U$S 60 por tonelada, un 50% más de los valores establecidos por el IFONA (Instituto de Forestación Nacional) (Noticias AgroPecuarias)