Pruebas al canto de que las rotaciones y los cultivos de servicio recuperan los suelos
Una investigación de la Fauba en la región pampeana determinó que esos sistemas permiten casi triplicar el contenido de carbono y revertir la degradación.
(NAP) Una investigación de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires en la región pampeana determinó que realizar rotaciones, sembrar cultivos de servicio y aplicar mejor tecnología agronómica permite casi triplicar el contenido de carbono de los suelos y acelerar hasta seis veces la velocidad a la que se acumula este vital elemento.
“El suelo es uno de los principales reservorios de carbono del mundo”, aseguró Diego Cosentino, docente de la cátedra de Edafología en la FAUBA, quien subraya que “un nivel alto de C en los suelos es esencial para mantener la ‘buena salud’ y el funcionamiento adecuado de los ecosistemas”.
La actividad agropecuaria en el último siglo fue tan intensa y continua que bajó el contenido de carbono entre un 15 y un 40%
Por esta razón, desde la Fauba evaluaron diferentes formas de hacer agricultura. “Comparamos prácticas convencionales con las de campos de punta de la Pampa Ondulada que producen intensivamente, usando las mejores variedades, dosis precisas de fertilizante en el momento óptimo o cultivos de servicio con especies adecuadas. Nuestra idea fue evaluar el contenido de carbono en los primeros 100 cm del suelo”, detalló en el portal Sobre La Tierra.
Cosentino se enfocó en lotes agrícolas sembrados con trigo, soja o maíz y analizó diferentes rotaciones, con distintos grados de cobertura, de fertilización y de protección contra plagas. Al cabo de cinco campañas, midió los contenidos de C en cada uno de estos lotes.
Más agricultura, más carbono
“Vimos que el contenido de carbono en el suelo aumentó hasta 500% en los sistemas donde más intensificamos la agricultura, algo realmente impactante. En promedio, se acumuló a una velocidad de casi 2,4 toneladas por hectárea y por año, cuando lo normal oscila entre 0,3 y 0,6″, destacó el investigador. Estos resultados están publicados en la revista científica Agriculture, Ecosystems & Environment.
Cosentino explicó que este incremento sucedió porque, al principio, los suelos estaban muy debilitados y con bajos contenidos de carbono.
Diego Cosentino, quien también es profesional del Conicet, destacó que la variable que más impactó en la acumulación de carbono fue la asociación del trigo o la soja con un cultivo de cobertura, dado que se incorporan raíces en lugares donde antes no había.
“Por lo general, la finalidad de implementar cultivos de servicio es proteger el suelo y almacenar agua y nutrientes. Cuando evaluamos esta práctica en complemento con el monocultivo de soja, el carbono aumentó casi un 100% en relación con las áreas sin cobertura vegetal o barbecho”, observó.
Comparada con la rotación trigo-soja, la dupla soja-maíz promovió que se acumulara más carbono.
La razón es que esta asociación ocupa los lotes menos tiempo en invierno y permite realizar en esta estación cultivos de servicio más largos, con más aportes al suelo de este elemento.
Por último, el investigador remarcó la necesidad de instaurar la identidad del suelo argentino. “Tenemos que promulgar el Suelo Nacional y lograr que cada provincia tenga su suelo emblema. En esa línea fue que construimos en Santa Fe un pequeño monumento al suelo. Ahora queremos extenderlo a todas las provincias y a la Nación. El suelo, como el aire y como las plantas, son nuestra fuente de vida”, concluyó. (Noticias AgroPecuarias)