La influenza aviar amenaza a la fauna silvestre en la Antártida
La influenza aviar altamente patógena, que antes se consideraba principalmente una amenaza para las aves de corral, ha dado paso a una «nueva normalidad» en la que el virus está pasando de las aves silvestres a los mamíferos silvestres.
(NAP) La propagación de la influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) ha alcanzado un hito sin precedentes con la reciente detección en la Antártida.
El virus ha atraviesa continentes desde que se reportó inicialmente en Europa en 2021 llegando a Norteamérica ese mismo año y a Sudamérica en 2022. Más recientemente, ha extendido su alcance a las islas antárticas en 2023, consignó un trabajo de la OMSA publicado en su página web .
Sin embargo, la gravedad de la situación se intensifica al infiltrarse en el extremo norte de la Antártida continental, según se notificó a través del Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS).
El descubrimiento se produjo gracias a la identificación del virus en un págalo antártico, un tipo de ave, recogido por científicos argentinos cerca de la base de investigación antártica argentina, Primavera. Los págalos, grandes aves marinas que se reproducen en las zonas subantártica y antártica, constituyen un vector preocupante, ya que migran hacia el norte cuando no están criando.
La influenza aviar altamente patógena, que antes se consideraba principalmente una amenaza para las aves de corral, ha dado paso a una «nueva normalidad» en la que el virus está pasando de las aves silvestres a los mamíferos silvestres, con repercusiones que superan todo lo visto anteriormente.
Las estimaciones varían pero, según el último recuento, desde 2021 se han visto afectadas 485 especies de más de 25 órdenes aviares y se han infectado 37 nuevas especies de mamíferos. Solo las islas del Pacífico, Australia y Nueva Zelanda siguen libres de la enfermedad, aunque la situación está cambiando rápidamente.
Los brotes de influenza aviar altamente patógena han provocado un marcado descenso de las poblaciones de animales silvestres, incluidos los mamíferos marinos de Sudamérica. A pesar de las dificultades, existen estrategias para proteger la fauna a corto y largo plazo.
Entre ellas, prevenir nuevos brotes en las aves de corral mejorando la bioseguridad, implementar mejores sistemas de vigilancia para informar sobre la epidemiología del virus y beneficiar a la fauna, y responder a los brotes en los animales silvestres mediante un enfoque coordinado, interinstitucional y multisectorial.
Por ejemplo, el Grupo de Trabajo sobre Fauna Silvestre de la OMSA ha elaborado nuevas directrices sobre la vacunación de emergencia contra la influenza aviar altamente patógena de aves silvestres de gran importancia para la conservación y la gestión de la influenza aviar altamente patógena en mamíferos marinos.
La pérdida de la fauna a la escala actual presenta un riesgo sin precedentes de colapso de la población de animales silvestres, creando una crisis ecológica. La OMSA convoca a sus Miembros a responder rápida y exhaustivamente a los brotes de IAAP en la fauna silvestre, haciendo hincapié en la incorporación de la sanidad de los animales silvestres a los sistemas de vigilancia, notificación, preparación y respuesta en materia de sanidad animal.
Estos esfuerzos exigen no limitarse a considerar la fauna como un riesgo potencial para la salud humana y la sanidad de los animales de producción, sino como seres que merecen protección por si mismos.
La OMSA subraya la importancia de una sólida coordinación interinstitucional y de la inclusión de diversos conocimientos especializados para garantizar la transparencia, la equidad y el beneficio mutuo de las decisiones(Noticias AgroPecuarias) .