Ganado de carne: El secreto está en la genética y la eficiencia de producción

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Se trata del establecimiento San Eduardo – Ganagrin que trabaja con protocolos operativos y la capacitación permanente del personal para dar mayor valor agregado al negocio.

(NAP) Juan Baqué, gerente general de Granagrin tuvo a su cargo la presentación de la empresa familiar San Eduardo – Granagrin con un total de 40.000 has propias distribuidas en tres provincias argentinas y ocho establecimientos, clasificados según la  estrategia productiva de la compañía.

Este fue el establecimiento que el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) eligió para realizar la segunda jornada a campo que se concretó el último 3 de julio.

Las 40.000 has de la empresa fueron mapeadas y tienen ambientaciones agrícolas, ganaderas o índice verde, que permite determinar la mejor actividad para cada metro cuadrado.

La empresa que trabaja con vacunos Braford implementó un sistema de producción de ciclo completo. Se concentrado en la producción de carne para los mercados interno y externos con certificación Hilton.

La compañía tiene dos campos en Echavarría, Corrientes y otro en Guaminí, provincia de Buenos Aires para la cría. Mientras que en San Eduardo, G. Villegas, la empresa asignó a la agricultura 4.000 has y 1030 a la ganadería y al  feetlot.

A ello se suma un establecimiento en Entre Ríos, con una plataforma de preparación y comercialización y donde se desarrolla todo lo referido a genética bovina.

“Tenemos un sistema disruptivo que es la re cría pastoril en la Cuenca del Salado. Son campos de cría reconvertidos a recría. Nuestro negocio es producir granos y carnes”, detalla Baqué y agrega que: “Nuestro negocio diferencial en ganadería es la genética, que nos permite tener una ventaja competitiva diferencial”

“Los commodity  se producen  con los costos más bajos. En el caso del negocio de las especialidades, es la genética con agregado de valor. En la producción de un toro no nos fijamos tanto en el costo, pero accedemos al mercado con un mayor precio”, detalla Baqué.

Los procesos productivos de la compañía son estandarizados con protocolos de trabajo que permite evaluar y acceder a mejoras continuas y “el sistema de gestión nos  permite medir todos los factores físicos y económicos de la compañía, con el personal motivado y una capacitación permanente.

A modo de ejemplo Baqué recordó que en 2009 la empresa tenía 13.500 vientre, distribuidos en tres zonas geográficas productivas: 25% en el NOA, 50% en  el NEA y 25% en Buenos Aires, con una producción de unos 4.500 terneros machos y 4.500 terneras con tasas bajas de reproducción en San Eduardo y una recría de unos 5.500 novillos por año de 15 meses. De ese total se vendía 4000 novillos y los  restantes 1.500 se completaban en corrales de terminación en el oeste y una producción anual de carne que oscilaba entre los 3 y los 3,5 millones de toneladas. Cuando comenzamos a medir vimos que teníamos una eficiencia de conversión de 11/1.

“Con nuestro modelo de recría pastoril en Cuenca del Salado, tuvimos menos vientres, pero producimos más terneros con dos modelos de recría en el oeste y en la Cuenca del Salado con una recría que paso de 15 meses a 10,5 meses con 170 kg/  para salir con 340 kg/c. Hoy con la recría de 14.000 novillos  producimos tres veces más.

El feetlot engorda y vende 12.000 novillos por año con una producción de casi 6 toneladas de carne anuales y un índice de conversión de 7/1 y el negocio de genética paso de 3 a 4 remates anuales. (Noticias AgroPecuarias)

 

 

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