La carne vacuna aumentó poco más de 54%, menos que la inflación de julio

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A medida que la presión inflacionaria comienza a ceder, el poder de compra del consumidor tiende a reaccionar.

(NAP) En julio el precio de la carne vacuna subió menos de la mitad que la inflación informada por el INDEC y en los primeros siete meses del año alcanzó al 54,3%, mientras que el IPC (Índice de Precios al Consumidor), fue del 87%, porcentaje que presentó un retraso de 30 puntos.

De acuerdo al organismo oficial, la suba general de precios medido a través del IPC registró en julio una ligera desaceleración tras marcar una tasa del 4% mensual.

En tanto que, durante el mismo mes, el promedio de los distintos cortes de carne vacuna relevados por el IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina), registraron una variación del 1,7%
con respecto al mes anterior.

No obstante, si se analiza la evolución de los valores de ambas series de precio en términos interanuales, el precio de la carne no refleja plenamente la desaceleración que comenzó a mostrar el promedio del resto de los bienes y servicios que llegan al consumidor.

Sucede que, a medida que la presión inflacionaria comienza a ceder, el poder de compra del consumidor tiende a reaccionar, especialmente en aquellos productos donde la retracción de compra durante los meses de mayor ajuste no ha sido menor.

El precio de la carene aumentó 57,3% en los siete meses de 2024

Recordemos que, en el caso de la carne vacuna, el nivel de consumo viene retrayéndose significativamente, consecuencia no solo del menor poder de compra sino también a causa de la fuerte competencia de precio que ejercen otras carnes sus titutas, más
económicas, como el pollo y el cerdo.

En este sentido, durante la primera mitad de 2024, el consumo de carne vacuna medido en términos per cápita, marcó el nivel más bajo desde que se llevan registros. De acuerdo al cálculo aparente que surge de las estadísticas oficiales de producción y exportación, al mes de junio el consumo medio de los argentinos arrojaba unos 47,5 kilos, unos 6 kilos menos de lo consumido un año atrás y lejos por supuesto de los más de los 60 kilos por habitante que se consumían hace unos 10 años.

Si bien en este lapso de tiempo hubo un proceso de creciente incorporación de carnes  ‘sustitutas’ a la vacuna que han permitido mantener el consumo total de carnes en Argentina  prácticamente sin grandes variaciones, consideramos que el consumo local de carne vacuna está  testeando ya un piso a partir del cual debería mostrar mayor resistencia en precio,ante nuevos retrocesos.

No obstante, al analizar la evolución del mercado interno en términos de volumen y precio, vemos que este cambio de tendencia aún no se refleja plenamente en esta primera mitad del año.

Claramente, en un contexto de elevado nivel de faena producto de la seca, durante la segunda mitad de 2022 y hasta fines de 2023, gran parte de esa mayor oferta de carne debió ser volcada al mercado interno, rescindiendo precio.

El 2024 finalizará con un nivel de faena cercana a los 13,5 millones de animales y una producción cerca a los 3,1 millones de toneladas.

Recién a fines de 2023, en un escenario de fuerte expectativa por el cambio de gobierno, los valores de la carne registraron una corrección importante que posteriormente, tras un ligero ajuste en febrero de este año, terminó desvaneciéndose.

En efecto, en este primer semestre del año, con casi un 10% menos de producción total disponible en el mercado, los precios de la carne se mantuvieron relativamente estables sin reflejar aun la escasez de oferta proyectada no solo para lo que resta del año sino también para 2025 y buena parte de 2026.

En base a los datos disponibles a la fecha y lo proyectado para lo que resta del año Rosgan estima finalizar el 2024 con un nivel de faena en torno a los 13,5 millones de animales y una producción cerca a los 3,1 millones de toneladas, unas 200 mil toneladas menos que en 2023.

Asimismo, conforme a la fuerte extracción de vacas que se registró resulta difícil proyectar un nivel de faena de equilibrio superior a la actual en los próximos años, en tanto no se logre recomponer la cantidad de terneros logrados, ya sea por mayor eficiencia reproductiva como por una recuperación del número de vientres en producción.

El Rosgan estima que  los mayores ajustes de precios de la hacienda en pie suelen darse recién hacia los meses de octubre y noviembre, bajo este escenario, en la medida que la presión inflacionaria continúe cediendo y esto genere un alivio para el consumidor local, no descartamos la posibilidad de que el mercado comience a reflejar estos ajustes de precio de manera anticipada, marcando así un nuevo equilibrio de valores ante una proyección de oferta más limitada.(Noticias AgroPecuarias)

 

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