Buscan converger hacia el feetlot ecológico y bienestar animal

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Este tipo de sistema fue  pensado una alternativa a los sistemas de engorde informales, en escalas medianas y pequeñas, de mínima inversión en infraestructura.

El feedlot ecológico se destaca por tener una mayor superficie para los animales y sistemas de autoconsumo de alimentos. 

(NAP) La producción de carne en forma sustentable hoy es  la clave para el engorde de ganado vacuno a corral, sumado a la necesidad de preservar el bienestar animal. Estos son algunos de los aspectos que en los últimos años influyeron para desarrollar la implementación de los feedlot ecológicos.

Este fue uno de los temas que desarrollo el MV  Sebastián Vittone en la jornada a campo del 25 de septiembre, organizada por el Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (IPCVA), junto al INTA, en el establecimiento “El Rocío”, cerca de Hasenkamp, Entre Ríos.

Para Vittone, un feetlot ecológico, es un sistema que trata de mitigar el   impacto ambiental negativo que produce el exceso de animales en una superficie que no tiene tratamiento de efluentes y mejora la condición del animal.

“El feetlot ecológico debe tener en cuenta el espacio que se le asignará a cada animal, según las características del suelo. Cada corral debería tener una superficie que oscila entre los 300 m2y los 100m2”, detalla el  investigador.

Este sistema fue pensado como una alternativa a los sistemas de engorde informales, en escalas medianas y pequeñas, de mínima inversión en infraestructura, con una carga operativa reducida que tenga en cuenta “el cuidado del ambiente, el bienestar de los animales y las personas que los operan”, describe Vittone.

Las características principales del modelo son: 1) Más espacio por animal (100 a 300 m2); 2) Oferta de alimento en comederos de autoconsumo; 3) Ajuste de raciones por objetivo de producción; y 4) Rotaciones en parcelas para  una mejor distribución de las deyecciones.

“En los lugares donde tenemos más pendiente, un corral con 100 metros cuadrados está bien, porque el agua escurre rápidamente. En cambio, en los lugares donde no tenemos pendiente, por ser terrenos playos, se necesitan esos 300 metros cuadrados para que el suelo pueda capturar el agua y evitar la formación de barro”, añade el profesional, quien se desempeña en el INTA de Concepción de Uruguay.

“Cuando uno reduce los espacios, los animales aumentan el potencial de estrés, además de la competencia por el espacio dentro del corral  y también aumenta la competencia por la comida, sí a eso le sumamos las situaciones que se producen por el barro, se genera un gasto energético en  el animal que produce pérdidas”, describe Vittone.

En cambio, con más espacio por animal “se reduce  la competencia por la comida, por lo que la propuesta es utilizar un sistema de autoconsumo, donde los animales se rotan y no tiene que competir por la ración en cada momento de suministro”, analiza

El sistema, además “les permite a los animales de una tropa de 120 o 150 cabezas organizarse en diferentes sitios, práctica que no pueden hacer en un confinamiento muy estrecho”, explica el especialista.

El consumo

Con respecto a la higiene de los animales en feedlot, Vittone cita el ejemplo de un novillo echado en el barro y, se pregunta: ¿Vos comerías un bife que sale de ese animal una vez faenado?  Al respecto evalúa que un consumidor no lo haría, en cambio: “Nosotros como productores no le damos importancia”.

“La higiene de los alimentos acompañar a todos los alimentos. No debemos olvidar que desde la concepción y, desde el momento que nace un ternero, hasta su traslado al frigorífico, es comida que le estamos ofreciendo al mercado.

En ese sentido el investigador consideró que a lo largo de toda la cadena “los aspectos relacionados con la higiene, con el uso antimicrobiano, con la forma y modalidad en que criamos y faenamos a los animales, desde el punto de vista de lo que es bienestar animal, es sumamente importante para los consumidores” describe.

Si el ejemplo se analiza desde el punto de vista de “la  inocuidad de producto, debemos tener cuidado con el barro pegado en el cuero, porque es uno de los potenciales contaminantes en el momento del cuereo, en faena, con bacterias como la Echericha coli entero-toxigénica, presente, en el estiércol de los animales”; cierra.(Noticias AgroPecuarias)

 

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