Alto Valle en crisis: la fruticultura pyme al borde del colapso
La producción de peras y manzanas en los valles de Río Negro y Neuquén enfrenta su peor crisis en las últimas 4 décadas. Caída del consumo y exportaciones y suba de costos.
(NAP) El Alto Valle del Río Negro concentra el 80% de la producción nacional de peras y manzanas de Argentina, generando más de 75.000 empleos directos e indirectos. Sin embargo, en los últimos 15 años, la producción se redujo de 2 millones de toneladas a 1,1 millones, evidenciando un retroceso alarmante.
Carlos Zanardi, presidente de la Cámara de Productores Agrícolas de General Fernández Oro, en Río Negro, advirtió sobre la difícil situación: “Si el Gobierno nacional no plantea un salvataje para los pequeños y medianos productores, van a desaparecer y, con ellos, la producción”.
Los productores sufren un desajuste cambiario que afecta sus ingresos. Mientras los costos de producción se disparan—con aumentos del 115% en mano de obra, que representa el 65% del total de los gastos—, el dólar oficial con el que se liquidan las exportaciones no compensa estas subas.
Fruta descartada
El panorama se agrava con una postal cada vez más frecuente: toneladas de frutas descartadas en chacras o vendidas a la industria a precios muy por debajo de los costos. En algunos casos, se entierran en los mismos campos por falta de rentabilidad.
El stock de peras en frío alcanzó las 49.000 toneladas en octubre, un 70% por encima del promedio de los últimos cinco años, reflejando la sobreoferta y la dificultad para colocar la producción. Ante este escenario, muchas empresas han optado por exportar a mercados como Rusia, Perú y Bolivia, aunque a precios considerablemente bajos: la caja de fruta se vende entre U$S 8 y U$S 10, cuando en condiciones normales debería oscilar entre U$S 15 y U$S 18.
Reclamos
Los productores insisten en la necesidad de políticas específicas que permitan recuperar las tierras productivas bajo riego y sostener la actividad. “Es clave que el Gobierno Nacional, junto con las provincias de Río Negro y Neuquén, tomen decisiones urgentes para salvar a los productores”, enfatizó Zanardi.
El desafío es grande: sin medidas concretas, la crisis podría derivar en un proceso irreversible de abandono de tierras, afectando no solo la producción frutícola, sino también la economía regional y miles de puestos de trabajo. (Noticias AgroPecuarias)