Barrales de fibra de carbono de Argentina para todo el mundo
La firma nacional King Agro inauguró nueva planta industrial en Campana y anunció un acuerdo a nivel mundial para equipar a las pulverizadoras de John Deere.
BUENOS AIRES (NAP). Argentina tiene la primera planta en el mundo de fabricación de barrales de fibra de carbono, un material que sirve para reemplazar a los botalones de acero en las pulverizadoras con muchas ventajas, principalmente la disminución del peso de las máquinas y la ampliación del ancho de labor.
La empresa fabricante se llama King Agro, que inauguró su planta el viernes pasado en el parque industrial de la ciudad de Campana, en el noreste de Buenos Aires, con un anuncio igualmente rutilante: un acuerdo de exclusividad con John Deere para equipar a sus pulverizadoras en todo el mundo, comenzando este año con la incorporación de botalones en las pulverizadoras JD 4730 en Brasil, que ahora alcanzarán un ancho de tarea de 36 metros.
Kin Agro pertenece a la familia Mariani, con Guillermo Mariani, como presidente; su hermano Gabriel, como director; y cuenta como socios a Gerónimo Garvié, gerente general, y a Alejandro Lynch.
Su relación con la fabricación de implementos de fibra de carbono viene de la náutica, con una fábrica que trasladaron a la ciudad española de Sevilla. Como proveedores de la agroindustria comenzaron hace 3 años en un proyecto con la firma Caimán, de Las Parejas (Santa Fe), pionera en el uso de esta tecnología. Luego equiparon también máquinas de Pla, de Las Rozas (SF).
El acuerdo con John Deere los pone a la vanguardia mundial, ya que van a fabricar botalones para equipar a las pulverizadoras de la marca en todo el mundo, incluso en Estados Unidos. El convenio con el ‘siervo’ les impide exportar directamente aunque pueden hacerlo a través de las pulverizadores que exporten Caimán, Pla o cualquier otra empresa de la Argentina -en el país no tienen exclusividad con otra ninguna firma-.
“Somos los únicos fabricantes y tenemos un acuerdo de exclusividad con John Deere. Los barrales de fibra de carbono es lo que se viene en los equipos de pulverización; por lo cual esperamos que aparezcan competidores en el mundo, porque marcas como Case-New Holland o Jacto van a necesitar de esta tecnología. Pero estamos tranquilos porque les llevamos la ventaja de 3 años de experiencia”, comentó a NAP Guillermo Marini, a la hora de dimensionar la importancia de la aparición de su firma.
La fibra de carbono
Este material es seis veces más resistente y 5,5 veces más liviano que el acero. Estas características hacen posible que los barrales diseñados por King Agro puedan ser utilizados en equipos más reducidos y además cuenten con tamaños de 32, 36 y 45 metros de ancho, con capacidad para pulverizar a 30 kilómetros de velocidad (Las pulverizadoras de acero de John Deere son de 30 metros).
La aplicación de las propiedades de la fibra de carbono a los barrales de las pulverizadoras permite construir piezas de un ancho de labor mayor al alcanzable con los materiales tradicionales, manteniendo un peso menor y comportamiento dinámico mejor que la pieza original metálica. Además, se incrementa la productividad tanto por el aumento del ancho de labor, como de la velocidad de giro en las cabeceras del campo y durante los transportes.
Lo anterior también impacta en un ahorro de combustible, menor compactación de suelos y menor pisado del cultivo. Otro beneficio de la fibra de carbono combinada con resina epoxi es la no corrosión de las partes. No se oxida ni es afectada por los agroquímicos. Esta ventaja, junto al hecho de que la fibra de carbono es más resistente a la fatiga que el acero, aumenta la vida útil de los barrales significativamente.
“Nuestro objetivo es cambiar el paradigma del acero en la maquinaria agrícola. Creemos que los barrales de fibra de carbono son solo el principio de una tendencia que se viene y que tiene innumerables ventajas vinculadas al incremento de la productividad, la disminución de costos operativos y una menor compactación de los suelos por un menor peso de los equipos”, expresó Guillermo Mariani.
La planta de King Agro es el resultado de una inversión de 70 millones de pesos provenientes del aporte de socios y del financiamiento otorgado por la banca privada. Desde allí, la empresa está en condiciones de fabricar 500 barrales al año y planea llegar a las 1000 unidades para finales de 2016.
El primer desarrollo tecnológico de la fibra de carbono fue su aplicación en la industria militar y aeroespacial, por sus condiciones de alta resistencia y bajo peso. Luego pasó a la Fórmula 1.
King lleva más de dos décadas innovando y desarrollando tecnologías para el uso de la fibra de carbono. Fue la empresa que inició en Sudamérica las aplicaciones de este material en la industria náutica de alta performance. Hoy, King es referente internacional en la fabricación de mástiles y veleros de regata de fibra de carbono y pionera en el desarrollo y producción de estructuras de fibra de carbono para una nueva generación de maquinarias agrícolas.
En la fábrica de Campana se producen los moldes de precisión micrométrica con un plotter CNC de 5 ejes. Se realizan cortes optimizados de los tejidos de carbono/kevlar con un cutter CNC. Las piezas se laminan en áreas de ambiente controlado y libre de polvo y se curan a 5 atmósferas de presión y alta temperatura. Finalmente, se hace el maquinado, pintado y armado del producto listo para su instalación.
El parque
Actualmente, en la Argentina hay unas 250 pulverizadoras de distintas marcas que ya están trabajando con barrales de fibra de carbono. La producción anual de pulverizadoras es de entre 800 y 1.000 máquinas anuales autopropulsadas. Si se considera que la maquinaria se renueva cada 6 años en promedio, se puede inferir que el parque de máquinas pulverizadoras activas en la Argentina es de entre 5.000 y 7.000 unidades.
El parque de pulverizadoras -sean autopropulsadas o de arrastre- trabaja con barrales de 25 metros en promedio. Al utilizar barrales de 36 metros de labor se deja de pisar el 1% de los cultivos por la menor cantidad de veces que necesita pasar la máquina para cubrir la misma área. Esto implica que se cosecha un 1% más y se ahorra el 10% del combustible al realizar un menor recorrido.
A nivel nacional, ese 1% de cosecha adicional implica, sólo en soja, 2.700 millones de pesos por exportaciones. Si se le suma el trigo, son otros 600 millones de pesos más. Lo que significa un impacto positivo de esta tecnología a nivel país de alrededor de 400 millones de dólares anuales. Y sólo aumentando la capacidad productiva de una pulverizadora, sin contemplar la ganancia por una menor compactación de suelos, economía en combustible y menor mantenimiento. (Noticias AgroPecuarias)
De izquierda a derecha: Gabriel Mariani; Alejandro Lynch; Guillermo Mariani y Gerónimo Garvié.