¿Cambian las formas de producir alimentos en el mundo?
Diversas laboratorios europeos ensayan formas diferentes para producir alimentos sin el uso de la tierra ni de animales para producir carne.
BUENOS AIRES (NAP) Verduras de fábrica, carne de laboratorio: nuevas tecnologías revolucionan la agricultura. Y podrían ayudar a alimentar a los habitantes de las mega ciudades. Del tema se habló en la Cumbre Global del Alimento.
La empresa alemana Agrilution tiene una idea diferente sobre la agricultura urbana, porque considera que los maceteros del balcón son cosas del pasado. La firma alemana hace crecer lechugas y hierbas en cubos con cajones. Ofrece una minigranja vertical para la cocina.
La temperatura, el riego y la luz son regulados en forma automática. “Simulamos en el cubo la primavera perfecta todo el año”, explica Patrick Proppe, cofundador de la empresa. Después de unos días, se puede cosechar lo sembrado. Más fresco y más a la mano, imposible, así lo reveló un informe publicado por el portal DW (Deutsche Welle, la radio alemana).
Agricultura disruptiva es uno de los conceptos favoritos de Stephan Becker-Sonnenschein, iniciador de la Cumbre Mundial del Alimento (Global Food Summit), celebrada en Múnich.
“La Tierra está llena de maravillas. La pregunta es si estamos preparados para utilizar la cientificidad de la naturaleza”, apunta, refiriéndose a que los científicos están en condiciones de entender cada vez mejor, por ejemplo, los procesos metabólicos, y de reproducirlos.
Carne sin animales
El holandés Peter Verstrate es uno de ellos. Su empresa, Mosa Meat, produce en un laboratorio carne vacuna. Mejor dicho, fibras. En 2013 se presentó la primera albóndiga de probeta en Londres.
Serguey Brin, uno de los creadores de Google, respaldó en ese entonces la idea con 250.000 euros. ¿Cuánto se ha avanzado en esos cinco años? “El asunto no es tan rápido”, dice Vertrate. Calcula que estos productos no estarán listos para el mercado antes de cinco años más.
Todavía se requiere más investigación. Pero el interés es enorme. Cerca de 30 empresas, de diversas partes del mundo, compiten a nivel mundial por la producción de carne sin animales. ¿Para qué sirve todo esto? “Lo mejor sería, naturalmente, comer menos carne”, reconoce Verstrate. Pero no cree que eso suceda.
Frescura y cercanía
La agricultura alimenta al mundo. Pero también lo amenaza. Particularmente perjudicial para el medio ambiente son los largos trechos de transporte, por ejemplo, cuando en Europa se importan piensos de Sudamérica, o cuando se llevan alimentos del campo a la ciudad.
De acuerdo con cálculos de la ONU, en 2050 vivirán en la Tierra 9.000 millones de personas, la mayoría de ellas en zonas urbanas. El 80 por ciento de los alimentos requeridos se consumirá en megaciudades. ¿Se las podrá abastecer desde el campo? ¿Y sería conveniente hacerlo?
El Instituto Fraunhofer publicó en 2018 un interesante estudio, según el cual 3,6 metros cuadrados bastan para alimentar a una persona. La condición es que se utilicen métodos de cultivo innovadores, como la acuaponía, que consiste en criar peces o plantas en sistemas cerrados.
O las granjas verticales, que permitirían cultivos en gran escala, en condiciones artificiales pero óptimas, allí donde se necesiten los vegetales. Los cultivos interiores requieren mucha energía, pero un 90 por ciento menos de agua, menos abonos y ningún pesticida.
Invernaderos de alta tecnología
“En China, la agricultura urbana es un gran tema”, señala el profesor Nannan Dng, de la universidad de Tongji, en Shanghai. “No solo en el centro de las ciudades, sino sobre todo en los extendidos suburbios se deberían crear condiciones para que puedan contribuir a su propia alimentación. Empresas privadas utilizan edificios abandonados para practicar agricultura interior”, cuenta el urbanista.
Cuando se proyectan nuevas urbanizaciones, con frecuencia se integran invernaderos de alta tecnología. El desértico Estado de Dubai también ha reconocido las ventajas de una agricultura independiente del emplazamiento.
“Hoy en día somos completamente dependientes de importaciones de alimentos”, señala la ministra de Seguridad Alimentaria de ese país, Mariam Al Mehairi, y relata: “Cuando India suspendió sus exportaciones de arroz, debido a una escasez, para nosotros fue un shock”. Desde entonces, Dubai amplía su producción agrícola.
Hay invernaderos donde crecen tomates, en medio del desierto. “Se requieren cuatro litros de agua por kilo, en vez de 200 litros, como en el exterior”, apunta la ministra. La electricidad para la refrigeración se obtiene de planchas solares colocadas sobre los tejados. También se crían peces en sistemas cerrados. Dubai ha dispuesto ahora 240 millones de euros para el fomento de la innovación en la agricultura.
No todos los problemas se pueden resolver con nuevas formas de pensar. Pero muchos avances dependen de una idea innovadora. (Noticias AgroPecuarias)