El lado B de la vacuna rusa: por qué hay desconfianza entre los expertos
Rusia no completó grandes ensayos para probar la seguridad y eficacia. También se sugiere que podría obstaculizar los esfuerzos globales para desarrollar inmunizaciones covid-19 de calidad.
BUENOS AIRES (NAP). Sin la intervención de científicos, el presidente Vladimir Putin anunció el martes la aprobación de la primera vacuna contra el coronavirus. “Sé que es bastante eficaz, que otorga una inmunidad duradera”, aseguró el mandatario, agregando que su hija fue una de las primeras en inocularse.
La fórmula, desarrollada por el instituto Gamaleya, será distribuida el 1 de enero de 2021, según el registro nacional de medicamentos del ministerio de Salud local. Unos 20 países han iniciado el proceso de compra, por un total de más de 1000 millones de dosis, según indicó el gobierno.
Pero según una investigación publicada en prestigiosa revista científica Nature, los científicos de todo el mundo han cuestionado severamente este anuncio por ser peligrosamente apresurado. “Rusia no ha completado grandes ensayos para probar su seguridad y eficacia, y el lanzamiento de una vacuna no examinada adecuadamente podría poner en riesgo a las personas que la reciben”, adelantan los investigadores en la revista científica.
También afirman que podría obstaculizar los esfuerzos globales para desarrollar inmunizaciones covid 19 de calidad.
En las primeras reacciones al anuncio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la fórmula, como el resto, deberán seguir los trámites de precalificación y revisión que marca el organismo. “Acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad”, dijo en rueda de prensa el portavoz de la OMS Tarik Jasarevic, quien añadió que la organización está en contacto con las autoridades rusas y de otros países para analizar los progresos de las distintas investigaciones de vacunas.
Para Francois Balloux, genetista del University College London, se trata de “una decisión imprudente y tonta”.
“La vacunación masiva con una vacuna probada incorrectamente no es ética. Cualquier problema con la campaña de vacunación rusa sería desastroso, tanto por sus efectos negativos sobre la salud, como porque retrasaría aún más la aceptación de las vacunas en la población”, manifestó el experto en un comunicado distribuido por el Science Media Center del Reino Unido.
En su anuncio, Putin insistió que el regulador ruso había aprobado una vacuna covid 19 desarrollada por el Instituto de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya en Moscú, a pesar de que los ensayos de fase 3 de la vacuna aún no se habían completado. Dichos ensayos implican administrar una vacuna o una inyección de placebo a miles de personas y luego seguirlas para ver si la vacuna previene la enfermedad con efiacia. También permiten a los investigadores confirmar la seguridad de la vacuna y buscar efectos secundarios más raros que pueden no haberse observado en ensayos más pequeños y en etapas anteriores.
Falta de datos
La vacuna Gamaleya se administró a 76 voluntarios como parte de dos ensayos en etapa inicial que figuran en ClinicalTrials.gov, pero no se han publicado resultados de esos ensayos u otros estudios preclínicos, y se sabe poco sobre la vacuna experimental.
“En este momento no hay datos publicados sobre los ensayos clínicos que permitan opinar sobre la eficacia y seguridad de esta vacuna. Los estudios en humanos que se realizan sobre la seguridad de las vacunas se comienzan en la primera fase de desarrollo y se continúan monitoreando a lo largo del tiempo. Cuando una vacuna se licencia en el mercado se han realizado los estudios suficientes para que sean aplicadas sin poner en riesgo la salud de la población y se haya demostrado que previene la enfermedad o sus complicaciones”, sostuvo en diálogo con Infobae la doctora Hebe Vázquez, jefa de Vacunas en el Adulto, de Helios Salud.
Según los listados de ClinicalTrials.gov, la vacuna, que se administra en dos dosis, está hecha de dos adenovirus que expresan la proteína de pico de coronavirus. La primera dosis es un virus Ad26, la misma cepa que se usa en una vacuna experimental que está desarrollando la compañía farmacéutica Johnson & Johnson y su subsidiaria Janssen; mientras que la segunda dosis de ‘refuerzo’ está hecha de un virus Ad5, como el de una vacuna experimental que está desarrollando CanSino Biologics en China. (Noticias AgroPecuarias)
Por Belen Filgueira y Víctor Ingrassia. Resumen de lo publicado en Infobae.