Evalúan el uso de agua residual tratada para riego en zonas áridas
Desde el año 2010, en Ingeniero Jacobacci funciona una planta de tratamiento de líquidos cloacales que genera aguas residuales tratadas.
BARILOCHE (NAP) La gestión adecuada del agua es un aspecto fundamental en cualquiera de las actividades que desarrolle el ser humano y debe realizarse en armonía con el ambiente.
Las poblaciones utilizan grandes cantidades de agua para higiene doméstica que se cargan de materiales de desecho, generalmente orgánicos.
Pero si estas aguas residuales se devuelven al ambiente sin tratar, tienen un elevado potencial de contaminación biológica, por lo que deben ser tratadas para reducir su carga de patógenos.
El Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos del año 2017 califica a las aguas residuales como “un recurso desaprovechado”.
La posibilidad de reutilizar esos líquidos tratados es una práctica que cada vez toma más relevancia a nivel global.
AGUA Y NUTRIENTES
“Desde el punto de vista de la producción agropecuaria, disponer de agua y de nutrientes en forma simultánea es en general un enorme capital que resulta interesante de aprovechar”, explicó María Victoria Cremona, investigadora del IFAB (INTA-CONICET).
En esa línea, las bocas de salida de las plantas de tratamiento de aguas residuales concentran ambos recursos en el espacio y en el tiempo, lo que las convierte en una oportunidad para generar subproductos para reutilizar en el ámbito agropecuario.
En 2015 el INTA y la Universidad Nacional de Río Negro y otros organismos provinciales y municipales firmaron un acuerdo para mejorar el uso de las aguas residuales.
Desde el año 2010, en Ingeniero Jacobacci funciona una planta de tratamiento de líquidos cloacales que genera aguas residuales tratadas.
Desde el comienzo y para disminuir los caudales de vuelco, la Cooperativa de Agua y Servicios Públicos (COAySP) instaló una pequeña parcela forestal a la que derivaron los efluentes tratados y que arrojó buenos resultados en el crecimiento de los árboles instalados en la parcela.
Esta experiencia incentivó la búsqueda de una propuesta tecnológica adaptada a las necesidades productivas y ambientales de la zona.
Así es que en el año 2015 se firmó un convenio entre organismos técnicos (el INTA, la Universidad Nacional de Río Negro –UNRN– y el Departamento Provincial de Aguas –DPA–), y organismos ejecutores (la COAySP y el Municipio de Ingeniero Jacobacci) para diseñar y probar estrategias para el mejor uso de esas aguas residuales.
En el predio de la planta de tratamiento se instalaron dos ensayos para evaluar los efectos del riego con el agua tratada en dos potenciales alternativas productivas para la región: forraje y leña.
“Para comprender mejor los impactos diferenciales que conlleva el uso de este tipo de recurso, comparamos el riego con agua residual con el convencional, que se realiza con agua de una perforación”, explicó Virginia Velasco, extensionista del INTA Ingeniero Jacobacci.
La investigadora detalló que el ensayo de forrajeras se regó por superficie en melgas y el de forestales con un sistema de mangueras perforadas.
En todos los ensayos se evalúan los posibles impactos ambientales que estas prácticas conllevan mediante el monitoreo de la evolución de algunos parámetros físicos, químicos y biológicos del suelo.
Luego de cuatro temporadas de crecimiento, los resultados en términos de producción de biomasa son prometedores.
La reutilización de agua residual tratada produce la acumulación de sales y nutrientes en el mediano plazo.
Según Martha Riat –investigadora de la UNRN–, “Los ensayos de forrajeras mostraron rendimientos promedio de materia seca muy interesantes para la zona, y con diferencias significativas a favor del riego con agua residual tratada”.
Las pruebas en forestales aún están en evaluación, pero las investigadoras consideraron que se esperan resultados igualmente favorables en el mediano plazo.
Mediante los ensayos a campo y en relación con los datos recolectados y publicados en diferentes trabajos, las investigadoras coincidieron en que, si bien la reutilización de agua residual tratada produce acumulación de sales y nutrientes en el mediano plazo, se mantienen niveles que no representan ni un riesgo ambiental ni una limitación para el crecimiento de las plantas.
Si bien estas prácticas aún están en desarrollo y evaluación, tienen un gran potencial en zonas áridas: “Si la reutilización del agua residual puede ser de potencial interés en una zona cualquiera, lo será aún más en una zona árida sin fuentes superficiales de agua, donde una producción bajo riego es de otro modo muy difícil por los elevados volúmenes de agua que demanda”, señaló Cremona.
En el marco de la gestión integrada de los recursos hídricos, una mejor gestión de las aguas residuales tratadas implica no sólo una reducción de los riesgos de contaminación en los cuerpos de agua sino también la recuperación de los nutrientes en subproductos útiles.
Estos dos aspectos considerados en conjunto generan beneficios sociales y ambientales, ya que contribuyen a la seguridad alimentaria y al acceso al agua segura, aspectos sustanciales para cumplir con el objetivo de “Agua y Saneamiento” de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (Noticias AgroPecuarias).