Una cena de Navidad sencilla cuesta más de 3.200 pesos
En relación a la ropa y el calzado, las mismas prendas que en 2017 salían $1.000, hoy nos cuestan $5.083, 5 veces lo que costaba.
CORDOBA (NAP) Una cena navideña hoy en Argentina cuesta cinco veces más que en 2027 y se ubica en más de $3.200 según se desprende de un reciente estudio «El changómetro de Navidad», realizado por la Fundación FADA (Fundación Argentina para el Desarrollo Agropecuario),
De acuerdo a los datos relevados por la entidad cordobesa los argentinos, por la inflación, perdieron en cuatro años 59 brindis, 13 pan dulces, 47 turrones y 51 paquetes de garrapiñadas, además de olvidarse de los postres y la mesa dulce. .
“La inflación sube la fiebre de nuestra Navidad. La misma cena navideña, en diciembre 2017 nos costaba $630 y hoy nos sale $3.240. Cuesta 5 veces más de lo que costaba”, advierte Natalia Ariño, economista FADA”.
En el estudio se registró una cena con plato principal (asado, ensalada lechuga y tomate y gaseosa), postre (helado) y brindis con mesa dulce (sidra, pan dulce, turrón, garrapiñada y postre de maní)
La entidad publica todos los meses el Changómetro, esta vez Edición Navidad.
“Uno de los datos que más nos llamó la atención es lo que pasó con el helado: en 2017 con $1.000 comprábamos 4 potes de 1 kilo y medio y hoy no nos alcanza ni para 1. La inflación nos dejó sin postre”, destaca David Miazzo, Economista Jefe FADA.
Mesa dulce, “saladita”
“Las fiestas son sinónimo de brindis y mesa dulce, si la preparamos con sidra, pan dulce, turrón, garrapiñada y postre de maní, en 2017 gastamos $190 y este año nos va a costar $940, (teniendo en cuenta un solo producto por cada uno de los mencionados), advierte Ariño.
“El pan dulce, símbolo de la navidad sube su temperatura con la inflación: mientras que en 2017, con $1.000 podíamos comprar 15 panes dulces ($64), hoy solamente nos alcanza para 2 ($340). Perdimos 13, en cuatro años” agrega Miazzo.
Uno de los momentos más esperados es el brindis, la inflación también le pegó fuerte: en 2017 comprábamos 18 botellas de sidra ($56). Hoy compramos 3 ($265) Son 15 sidras menos, que equivalen a 59 brindis que perdimos.
Al comparar la mesa dulce, con $1.000, en diciembre 2017, comprábamos 56 turrones de maní ($17,60), hoy sólo 9 ($110), son 47 turrones menos. Con la garrapiñada sucede algo similar: comprábamos 64 paquetes ($15,50)., hoy compramos 13 ($75), perdimos 51 paquetes. En postres de maní comprábamos 26 ($38) y ahora sólo 6 ($150), perdimos 20 en el camino.
Cuánto aumentó la cena navideña?
“Llevando el análisis a una cena general con plato, postre y brindis, en cuatro años, con un billete de $1.000 nos perdimos de comprar: casi 7 kilos de asado (6 kilos y 700 grms.), 20 kg. de lechuga, 33 kg. de tomate, 16 gaseosas, 4 potes de helado, 13 pan dulces, 20 paquetes de postre de maní, 47 turrones, 51 paquetes de garrapiñadas y 15 sidras”, afirma Ariño.
El “Chango” y la vestimenta
“El Changómetro muestra que la inflación no afecta solamente a algunos productos: suben los alimentos, los productos de limpieza, la nafta, la ropa, los servicios y así podríamos seguir”, explica Ariño.
En relación a la ropa y el calzado, las mismas prendas que en 2017 salían $1.000, hoy nos cuestan $5.083, 5 veces lo que costaba.
Lo mismo ocurre con una compra de súper mercado, el mismo changuito, con los mismos productos que hace cuatro años costaba $1.000, hoy asciende a $4.856.
La fiebre de la inflación
“Tratar” o controlar la inflación, es posible. Para hacerlo hay que enfocarnos en tres cosas: reducir la emisión de pesos, gastar menos de lo que se recauda (equilibrio fiscal) y generar confianza en la economía del país”. Para que realmente funcione es necesario que se tomen medidas en los tres sentidos, si no seguimos estancados en el mismo problema”, advierte Miazzo.
Dejar de imprimir pesos. Esto es algo que países vecinos han entendido y han mantenido a lo largo de las últimas décadas, permitiéndoles tener una inflación bajo control. El Changómetro muestra que el problema no son los precios, son los pesos y su pérdida de valor. Justamente lo confirman los datos, donde podemos ver que no sólo subió el precio del asado o el tomate, sino que subió todo, la ropa, la sidra, etc. Sale a la luz que no es el problema de un precio o de una cadena productiva, es el problema de nuestra moneda que pierde valor(Noticias AgroPecuarias).