Demuestran que un arroz desarrollado en Argentina posee 30% más proteína que las de consumo masivo
SE llama Nutriar. Especialistas del Conicet desentrañaron los procesos fisiológicos por los cuales la planta logra tan alto nivel de reserva del nutriente en su grano. Además tiene un rinde similar.
BUENOS AIRES (NAP). Un equipo del Instituto Tecnológico de Chascomús (Intech), dependiente del Conicet logró recientemente describir los mecanismos fisiológicos por los cuales una variedad de arroz local conserva 30 por ciento más de proteína que los arroces comerciales.
La investigación fue publicada recientemente en la revista científica Plant Physiology and Biochemistry, según se publicó en la página oficial del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
La variedad en cuestión se llama Nutriar y fue generada hace 20 años por el Programa Arroz de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata, dedicado en su momento al mejoramiento de la especie.
“En el marco de nuestro tema de estudio, nos interesaba caracterizar los procesos que le permiten a esta planta tener un grano con alto contenido de proteína, algo que la hace muy valorable porque además pudimos comprobar que ese rasgo no le quita rendimiento con respecto a los arroces convencionales de consumo masivo”, relata Lucrecia Puig, becaria del Intech y primera autora del trabajo. Concretamente, el arroz común tiene un rendimiento de 9.000 kilos por hectárea y esta variedad llegó a alcanzar 8.000 kg/ha, pero con 30% más de proteína.
Con el avance de la investigación “estamos reportando es que existen diferencias al nivel de la fotosíntesis entre esta variedad y las comunes”, apuntó Puig.
El equipo analizó las cadenas transportadoras de electrones, que son las que le dan a la planta la energía necesaria para convertir el dióxido de carbono (CO2) en los azúcares que el vegetal aprovecha para su crecimiento. Eso sucede en la primera fase –denominada lumínica–, en la que la luz del Sol es captada por unas estructuras llamadas fotosistemas. “En la comparación, vimos que Nutriar desarma sus fotosistemas de manera mucho más rápida, y creemos que aquí está la clave”, detalla la becaria.
Investigador adjunto en el Intech y también autor del trabajo, Santiago Maiale explicó de qué manera compararon el comportamiento en las distintas fases de la fotosíntesis del cultivo de Nutriar con otras de arroces comunes: “Mediante la fluorescencia de la clorofila, una técnica de medición no destructiva, medimos varias veces a través del tiempo cómo se comportaban los fotosistemas, y luego lo relacionamos con el transporte del nitrógeno (N) dentro de la planta hacia el grano, que observamos que lo hace a un ritmo más acelerado y en mayor cantidad. Esto demostraría que el cultivar aprovecha mejor el N absorbido, y que este paso del proceso es determinante en su condición como arroz de alta proteína”.
Estas mediciones y estudios durante la fotosíntesis fueron realizados principalmente en la denominada hoja bandera, tal como se denomina a la última que sale antes de la fructificación, es decir que brote la espiga o panoja en las gramíneas, familia de plantas que incluye al arroz, la cebada o el trigo. “Es la que recibe la mayor cantidad de radiación porque se ubica arriba de todas, con lo cual no tiene sombras. De esa manera, aporta la mayor cantidad de fotoasimilados, que son las sustancias sintetizadas por las plantas a partir de CO2, a la panoja que contiene los granos. Además, al ser la hoja más nueva, tiene todos los sistemas funcionando óptimamente”, describe Maiale.
“Hay muchísimos tipos de arroces; aromáticos, glutinosos, de coloración rojiza o negra, o para distintos usos, como sushi o risotto. Pero las variedades de alta proteína no son muy comunes, y menos que se comporten tan bien en grandes cultivos”, añade Maiale.
De acuerdo a cifras del Programa Arroz, en Argentina se consumen cada año entre 8 y 9 kilos de arroz per cápita, un número bajo en comparación con otros países. “No obstante, al ser un alimento muy requerido especialmente desde los sectores sociales más vulnerables, su mejoramiento es un punto estratégico porque puede contribuir a enriquecer considerablemente la calidad de la dieta, por ejemplo en comedores barriales o escolares”, apunta Vidal, al tiempo que Puig enfatiza algo paradójico: “El hecho de que haya empresas de alimentos que le adicionan proteína al arroz común en forma de sopas o guisos deshidratados demuestra la importancia de apostar por un cultivo que pueda ser nutricionalmente superior sin necesidad de agregados”. (Noticias AgroPecuarias)