Ambiente: ‘que el puma sea el embajador de un cambio de paradigma’
Una organización que los protege busca ‘la convivencia’ entre las especies productivas y las salvajes. Resaltan que la presencia de aimales silvestres es síntoma de un ambiente bien conservado.
BUENOS AIRES (NAP). Para una convivencia pacífica entre especies autóctonas amenazadas y el hombre, desde la reserva natural Pumakawa proponen estrategias de mitigación de daños.
Tienen por objetivo que el puma sea embajador de un cambio de paradigma, que respete el desarrollo de las diferentes especies autóctonas como el carpincho, el cóndor, entre otras, y se propicie su vida en libertad brindándole las condiciones necesarias para la convivencia con el desarrollo de las actividades productivas.
La frontera urbana y agropecuaria avanza cada vez más sobre ambientes naturales y los modifica, rompiendo así con el equilibrio natural que existe en ellos.
Para dar cuenta de esto, hace un tiempo fue noticia el carpincho porque los vecinos de Nordelta los tildaban de invasores, cuando en realidad, los animales estaban en su hábitat que fue alterado por consecutivos proyectos inmobiliarios.
En el caso del puma, cuando se destruye su hábitat, no encuentra alimento y debe cambiar su dieta basada en presas silvestres por ganado doméstico y al no saber cómo resolverlo, los dueños del ganado atacan a los pumas. Ante este problema, existen prácticas de mitigación de daño por pumas en el ganado que permiten la convivencia entre producción y vida silvestre porque se basan en ahuyentar a los pumas sin dañarlos.
Esto sucede cada vez con mayor frecuencia, con diversas especies como el puma que, al encontrar su entorno devastado, no puede alimentarse de sus presas naturales y se ve obligado a desplazarse a otras zonas, generando conflictos con actividades humanas. Esta situación no se da de un día para el otro, sino que el puma fue desplazado de a poco y también su alimento.
Esta desconexión con nuestra fauna autóctona se encuentra avalada por las legislaciones desde hace años. Lo demuestra el ejemplo de La ley 4.863 de 1905, la cual declaró a la vizcacha plaga para la agricultura, desatando una cacería descontrolada por parte de los productores que llevó a que la especie sea erradicada en algunas zonas, dejando al puma sin su alimento silvestre.
Por el accionar del hombre, el hábitat natural de la fauna autóctona se ve fraccionado, privando de alimento a los depredadores. Esto tiene un impacto negativo para la biodiversidad.
“El puma se encuentra en una situación incómoda, sin alimento para subsistir y con su territorio fragmentado por campos dedicados a la producción agrícola-ganadera. Hoy tiene una imagen de animal peligroso y perjudicial ya que al no poder alimentarse ataca al ganado.
Sin embargo, este felino es un indicador de que el ambiente está degradado a un punto límite, y que hay que revertir la situación. Es tiempo de trabajar en conjunto, la convivencia del hombre y su actividad productiva con la vida silvestre es posible y necesaria”, expresó Kai Pacha, presidenta de la Reserva Natural Pumakawa, que se dedica a la recuperación y conservación ambiental de especies autóctonas como el puma.
En este sentido, desde Pumakawa lanzaron el “Proyecto CACU”, con el fin de instaurar diferentes acciones que permitan preservar a este felino, esencial para el ecosistema de nuestro territorio, involucrar a la comunidad y facilitar la convivencia a largo plazo, mitigando los posibles daños que pueda ocasionar esta especie. “Los pumas suelen ser considerados una amenaza para las personas y otras especies, pero lo cierto es que nunca atacan al hombre, a menos que estén acorralados sin escapatoria. Solo pueden atacar al ganado si son privados de sus presas naturales”, comentó Kai Pacha.
Acciones y herramientas
El Proyecto CACU propone nuevas prácticas de mitigación para incentivar una convivencia pacífica con el puma, se encuentran:
– Restauración de vizcacheras y recuperación de fauna nativa local: Reintroducir presas naturales del puma sirve para proveerle alimento y evitar que se desplace hacia zonas de ganado.
– Instalación de luces intermitentes o flashes: Son sistemas que se encienden al detectar movimiento de pumas y los ahuyentan del lugar evitando así la pérdida económica de los productores a causa de la depredación de su ganado.
– Utilización de burros “ariscos” como burros protectores: Estos animales reaccionan avisando y protegiendo al ganado ante la aparición de depredadores.
– Implementación de perros protectores: En especial aquellos de raza “Maremmano de los Abruzzos” mantienen alejados a los pumas. Actualmente, están criando en la reserva a Killa, una hembra que donó un productor de Paysandú, Uruguay. El objetivo es criar cachorros capaces de prevenir el daño al ganado por depredadores.
A lo largo de este año, Pumakawa implementó estas acciones en 12 campos de la provincia de Córdoba en conjunto con productores, donde lograron disminuir o evitar el daño causado por el felino.
El resultado fue exitoso: una buena convivencia con la vida silvestre de la zona. Además, desde la reserva firmaron un convenio con la Universidad de Córdoba para realizar pasantías, tesis y tesinas en la reserva; y participan en la Cámara de Productores ovinos de Córdoba (Capoc).
Todas estas técnicas de mitigación deben ser complementadas con la prohibición o, al menos, el control de la cacería de las presas naturales del puma y la capacitación del personal a cargo de los animales para un correcto manejo del ganado.
Los pumas ocupan un lugar clave en el equilibrio y el desarrollo saludable del ecosistema porque regulan las poblaciones de otras especies que, en caso de crecer, podrían traer consecuencias negativas en el ambiente.
Incluso limitan el avance de especies invasoras. A pesar del rol fundamental que tienen, se ven vulnerados por distintas prácticas humanas que hacen que hoy sean una de las especies más perseguidas.
Otras acciones
Para revertir la desactualización de las leyes ambientales y la falta de políticas públicas en material ambiental, Pumakawa impulsó la creación del “Observatorio de lo Silvestre”. Esta iniciativa busca la construcción de un espacio de seguimiento y observación de las políticas públicas en materia de bienestar animal y conservación de la biodiversidad, así como un punto de encuentro para dialogar entre organizaciones no gubernamentales y pautar nuevos objetivos y logros a futuro.
En cuanto al plano de la concientización social, cabe resaltar que la campaña “NO A LA CAZA DE PUMAS, Trofeos de sangre” llevada adelante por Pumakawa, Humane Society Internacional (HSI), Fundación Cullunche y la Red Argentina Contra el Tráfico de Especies Silvestres (RACTES), entre otras organizaciones ambientalistas, con más de 65.000 firmas en Change.org puso en evidencia que la sociedad en su conjunto rechaza esta práctica. Una encuesta realizada recientemente, evidenció que el 86% de los encuestados se oponen a la caza por trofeos y el 92% se mostró a favor de su prohibición.
Entre los principales apoyos a la campaña está la disposición de Aerolíneas Argentinas de dejar de trasladar trofeos de caza en vuelos nacionales e internacionales y la decisión del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de prohibir la importación, exportación y el tránsito interjurisdiccional de trofeos de caza de especies de la fauna silvestre autóctona. Estas medidas desarticulan la actividad de caza de pumas por trofeos, sin embargo, la caza no es lo único que pone en peligro a esta especie.