Investigación: El sector agropecuario argentino frente al desafío de la sustentabilidad

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La UE  marcó la agenda a partir de diversas iniciativas. La más importante es el Pacto Verde Europeo (Green Deal), un ambicioso programa cuyo objetivo es crear un futuro más sostenible.

BUENOS AIRES (NAP) La Bolsa de Cereales y Fundación INAI, participaron del 19° Foro Global Alimentario, organizado por el Consejo Nacional Agropecuario en Monterrey, donde se expuso el documento “El sector agropecuario argentino frente al desafío de la sostenibilidad”.

En la ocasión, Nelson Illescas, Director de Fundación INAI, se refirió a los retos que enfrenta el sector en el mundo, en cuanto a sustentabilidad y cumplimiento de los ODS de Naciones Unidas, así como también las acciones en regiones como la UE y la visión, desafíos y/o iniciativas que se están promoviendo en Argentina.

Asimismo, en la presentación se destacaron los trabajos que se vienen realizando desde la Red de Buenas Prácticas Agropecuarias (#RedBPA), el Programa Argentino de Carbono Neutro (#PACN) y la Visión Sectorial del Gran Chaco (#VISEC).

El desafío de la sotenibilidad

En las últimas décadas surgieron desafíos globales que se suman al de garantizar la seguridad alimentaria mundial. Estos vienen dados por el continuo calentamiento global, el deterioro de los recursos naturales – como el agua y el suelo – la pérdida de biodiversidad y el incremento de enfermedades que afectan grandes áreas geográficas.

En base a esta agenda de la sostenibilidad (o sustentabilidad), el comercio y los procesos productivos están siendo reconfigurados. Así surgieron un sinnúmero de iniciativas, de índole pública, privada, de carácter unilateral, regional e incluso multilateral, que buscan avanzar hacia procesos más eficientes, ambientalmente responsables y con miras a perdurar en el tiempo.

Un hito en esta agenda son los Objetivos y metas de Desarrollo Sostenible (ODS) a 2030, vinculados con el sector agrícola.

Sobre esta base, Argentina viene trabajando, además de otros ámbitos internacionales como la OMC o en Naciones Unidas (CMNUCC, Acuerdo de París, FAO, Cumbre de Sistemas Alimentarios, etc.), para promover la transformación de los sistemas de producción en respuesta a las crecientes demandas de consumidores y la sociedad por mayor sustentabilidad, con el foco siempre puesto en el aporte a la seguridad alimentaria.

En esa línea, Argentina consolida un modelo productivo de intensificación sustentable, que permite el incremento de los rendimientos y la producción de manera amigable con el medio ambiente.

Desde la UE

La UE  marcó la agenda a partir de diversas iniciativas. La más importante es el Pacto Verde Europeo (Green Deal), un ambicioso programa cuyo objetivo es crear un futuro más sostenible y cumplir los objetivos climáticos que limiten el calentamiento global.

Los objetivos declamados son: garantizar la seguridad alimentaria ante el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, reducir la huella ambiental y climática del sistema alimentario de la UE, reforzar la resiliencia del sistema alimentario de la UE, y conducir a una transición global hacia una sostenibilidad competitiva “de la granja a la mesa”.

Precisamente, la estrategia de la Granja a la Mesa (Farm to Fork – F2F), busca aumentar la sostenibilidad del sector agrícola para mejorar la salud de los ciudadanos y el medio ambiente por igual. Incluye planes para reducir “significativamente” el uso de pesticidas químicos, fertilizantes y antibióticos.

Diversos estudios señalan que la aplicación de la Estrategia F2F tendrá importantes consecuencias  para la UE y para el mundo.

Dentro de la UE, reducirá sustancialmente la producción y los ingresos de los agricultores; así como una posible pérdida de autosostenibilidad agrícola y disminuciones en las granjas familiares. A escala mundial, significan graves consecuencias para el comercio agrícola y la seguridad alimentaria mundial y, estos efectos serían mucho más profundos si los objetivos de F2F son adoptados por otros países, tal como está declarado en la Estrategia de F2F.

En marzo de 2022, el Consejo de la UE llegó a un acuerdo para implementar un CBAM[1] centrado en la importación de productos intensivos en carbono. Inicialmente se aplicará solo a un número seleccionado de productos con alto riesgo de fuga de carbono como hierro y acero, cemento, fertilizantes, aluminio y generación de electricidad; y evaluada la efectividad de éste, seguramente se aplicará sobre otros productos, incluso los agropecuarios.

Sostenibilidad

En Argentina ya hace tiempo que se lleva adelante una tecnología de siembra que consiste en no labrar la tierra, denominada siembra directa (SD), y que fue sinérgica junto con la incorporación de la biotecnología desde 1996 (Aapresid, 2018), alcanzando hoy en día el 90% del área sembrada.

Este sistema presenta múltiples beneficios ambientales y económicos, como: la mitigación de la erosión de los suelos, la conservación de la humedad y disminución del gasto de agua debido a la ralentización de la evaporación mejora el balance de materia orgánica, disminuye la formación de costras superficiales, permite la reducción en el consumo de combustibles fósiles y las emisiones contaminantes.

Sin embargo, esta práctica no es suficiente. Se debe acompañar con una mirada más integral con el ecosistema completo. Se precisa que el suelo contenga raíces vivas que permitan y fomenten la vida de los microorganismos presentes en el suelo y, que esta cobertura verde realice fotosíntesis permanentemente, capturando carbono en el proceso.

Los cultivos de cobertura (también denominados de servicio) son una herramienta que brinda servicios ecosistémicos: mejora la nutrición de los suelos, disminuye la compactación, mejora la infiltración, realiza una captura de carbono mayor y permite mitigar el cambio climático lo que, a su vez, compiten con malezas de difícil control con herbicidas, permitiendo un mejor manejo de éstas y una reducción de la aplicación de herbicidas. En 2014/15 solo el 4% de productores realizaba cultivos de cobertura, mientras que ese porcentaje ascendió al 20% en 2020/21.

Manejo eficiente

Hoy existen manejos que posibilitan el uso eficiente de los insumos, como el análisis de suelo que brinda valiosa información, al determinar el grado de suficiencia de nutrientes del suelo, y condiciones adversas que pueden perjudicar a los cultivos (acidez, salinidad, y la toxicidad de algunos elementos).

En principio, el análisis de suelos cumple con dos funciones principalmente: indica los niveles nutricionales en el suelo y, por lo tanto, útil para desarrollar un programa de fertilización que se ajuste más eficientemente y sirva para monitorear en forma regular los cambios en la fertilidad del suelo.

Aun cuando el porcentaje productores que realizan la práctica sigue siendo relativamente bajo, hay que destacar el importante incremento que ha tenido en los últimos años, ya que se ha más que duplicado desde el 2014 (del 10% al 22% en la campaña 2021/22).

Otra práctica para el manejo eficiente de insumos es la aplicación variable. Constituye una de las herramientas de la Agricultura de Precisión que utiliza información basada en el posicionamiento satelital. El objetivo es maximizar la producción y minimizar los costos reduciendo el impacto ambiental y, a su vez, se posiciona como una variable de ajuste en contexto de precios altos de insumos.

En Argentina, la cantidad de productores que realizan aplicación variable de insumos crece año a año, aunque aún se encuentra en niveles incipientes, ya que se pasó del 6% en la campaña 2016/17 al 16% en la 2020/21.

Brechas de rendimientos

Una cuestión relevante son las brechas de rendimiento existentes, que implica la disminución de la diferencia entre los rendimientos actuales y los alcanzables, entendiéndose al rendimiento alcanzable como el 70-80% del rendimiento potencial (objetivo razonable para productores con acceso a mercados, tecnología e información).

Con restricciones de los recursos, se presenta como necesario aumentar el rendimiento de los cultivos. En Argentina, las brechas de productividad para trigo, soja y maíz son del 41%, 32% y 41%, respectivamente, según el trabajo conjunto entre la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la Universidad de Nebraska-Lincoln (Proyecto del Atlas Global de Brechas de Rendimiento).

Uno de los factores que explica la actual brecha de rendimientos es la brecha de nutrientes, relacionada con el nivel de utilización de fertilizantes y con el uso sustentable del recurso suelo. En este marco, en la “Declaración de Buenos Aires sobre la Brecha de Nutrientes en Argentina” (abril 2022) se analizan los desafíos en materia de nutrientes que tiene dicho país y se propuso una agenda de acciones para cerrar esas brechas de productividad, relacionada con la nutrición de los cultivos(Noticias AgroPecuarias).

 

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