El exitoso modelo maderero de Suecia para el cuidado del ambiente
La economía y su reflejo posible en Argentina. El proyecto Stockholm Wood City: ‘la ciudad del madera’ mas grande del mundo.
(NAP) El 2024 fue el año más caliente que se haya registrado, con una temperatura media global de la superficie 1,55ºC por encima de los niveles preindustriales, según los datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Además, los últimos diez años estuvieron entre los diez primeros más calientes, en una racha extraordinaria de temperaturas récord, hilando la década más caliente desde que se llevan registros. Sin dudas, el calentamiento global es una dura realidad.
Una de las principales causas de este calentamiento son los gases de efecto invernadero, siendo el CO2 el principal, que resulta de la quema de combustibles fósiles.
Puntualmente el petróleo y el carbón estuvieron miles de años enterrados y no son parte del ciclo natural del carbono, sino que agregan CO2 extra produciendo cambios rápidos en la atmósfera, el océano, la criosfera y la biosfera. Por ello, hay una agenda global para reducir las emisiones de CO2 a través de una transición energética y también una transición productiva y de consumo, que reduzca la emisión de GEI y que logre la carbono neutralidad para el año 2050.
EL CASO SUECIA
Este país nórdico es un modelo a seguir, ya que parece haber encontrado la receta para proteger el clima sin tener que renunciar al crecimiento económico.
¿Cómo? Principalmente tienen a la madera como una industria fundamental de su economía, con más del 70 por ciento de su superficie formada por zonas forestales. De hecho, es mundialmente famoso el proyecto denominado “Stockholm Wood City”, el cual tiene previsto comenzar este año su construcción y que planifica ser la ciudad más grande de madera del mundo.
Esta ciudad tendrá una impresionante superficie de 250.000 metros cuadrados que alojarán 7000 oficinas y 2000 viviendas, además de comercios de diversos tipo, locales y restaurantes. Esta “ciudad de madera” es un claro ejemplo de una tendencia mundial que elige a la madera como material constructivo principal, como alternativa al concreto y al acero. Es más, en Suecia, un 16% de los nuevos edificios utilizan madera, una cifra que se ha duplicado en la &uac ute;ltima década.
Existen hoy, aproximadamente, más de 139 edificios de madera en masa (mass timber) en todo el mundo – de ocho pisos o más – ya sea terminados, en construcción o propuestos, según datos del Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano (CTBUH, por sus siglas en inglés)
La gran mayoría de estos proyectos están en Europa y América del Norte. En América Latina, también se largó la carrera, con obras en marcha y proyectos en Chile, Uruguay, Brasil, Perú y México. En Argentina – a pesar del gran desarrollo que hubo en la última década – aún falta nomenclatura estandarizada, políticas públicas, desmitificar mitos arraigados sobre la madera, su uso y origen, capacitación y otras áreas.
Las ciudades son la causa y la solución en la lucha contra el cambio climático: son responsables del 70% de las emisiones de carbono, las áreas urbanas albergan hoy el 55% de la población mundial, con más 4.200 millones de habitantes.
Una tendencia que irá en aumento: en 2050, se estima que 7 de cada 10 personas —de los 9.700 millones de habitantes en el mundo— vivirán en ciudades. Las metrópolis absorberán casi todo el crecimiento futuro de la población mundial.
Esto va de la mano con las nuevas necesidades de habitar esas ciudades. Cómo lograr que se tengan usos y costumbres amigables con el ambiente, cómo elegir los materiales menos nocivos, cómo cambiar los hábitos, aprender a reducir la huella de carbono y cultivar nuevas formas de vinculación social. Simple, con madera.
El uso de la madera proveniente de una gestión forestal sostenible hace un aporte importante a la transición energética, productiva y de consumo al permitir sustituir productos no renovables y de uso intensivo de energía por otro renovable y de baja emisión de GEI.
“La madera no solo tiene la capacidad de almacenar el CO2 en sus usos sólidos (construcción, muebles, pisos, etc.) sino que, además, ofrece alternativas para sustituir productos de origen fósil (combustibles, plásticos, químicos) y de alto consumo de energía (cemento, minerales) que no son renovables y que permiten una estrategia la descarbonización de las cadenas de suministro.
Estas características ayudan a la mitigación del cambio climático en toda la cadena productiva y, además, a una bioeconomía circular, y con ello, a opciones más sostenibles e inclusivas, dada la alta creación de empleo que genera, aportando al crecimiento y al desarrollo económico” explican desde la Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (Faima).
El país ha reducido sus emisiones netas en un 80 por ciento desde 1990, mientras que su economía ha crecido con fuerza. Ya en 1990, el país emitía cinco veces menos CO2 per cápita que la media europea. Pero lo sorprendente es que Suecia es también un país fuertemente industrializado que produce acero, cemento y automóviles. Con lo cual, que haya logrado este hito sin resignar crecimiento económico es un verdadero triunfo.
.De hecho, su sector tecnológico es dos veces más productivo que la media de la Unión Europea. La mitad del producto interno bruto del país procede de las exportaciones y el sector tecnológico representó 11% de las exportaciones totales en 2022. No menos notable es la inversión en educación, que equivale a 7,6% de su PIB. (Noticias AgroPecurias)