El riego recupera protagonismo en la agricultura argentina
La incidencia del riego en los sistemas productivos es notoria. Permite estabilizar los rendimientos en 30%. La inversión depende dele tipo de equipo que se quiera emplear.

Aquiles Salinas, especialista en riego de INTA Manfredi (Imagen: Gentileza Expoagro)
(NAP) Pese a que Argentina tiene un potencial de riego complementario, que supera los 6 millones de hectáreas, hoy apenas son 2,5 millones de hectáreas las que usufructuaran de estas tecnologías para mejorar la producción de granos y de pasturas y en el marco de de ExpoAgro 2025, estuvo presente el Club del Riego.
En ese sentido, en el marco de la muestra expusieron distintas empresas del rubro. Además, el director del INTA Manfredi, Aquiles Salinas, describió el momento que atraviesa el país en el uso de esta tecnología.
En esta ocasión, distintas empresas mostraron los equipos disponibles a nivel nacional para resolver las problemáticas que enfrenta el sector y la posibilidad de incrementar el área que aplique esta tecnología para mitigar los riesgos de las sequías, tan comunes y en aumento en los últimos años.
El Ing. Agr. Aquiles Salinas, director del INTA Manfredi, fue el encargado de exponer sobre la situación actual del riego en Argentina, en base a los 28 años de experiencia en riego intensivo que tienen en Manfredi.
“En términos generales, para una amplia región pampeana, el riego suplementario es una estrategia que, si se la utiliza en forma sostenible, sin afectar suelos o acuíferos, puede ser el gran salto para la producción argentina”, ponderó Salinas.
Con respecto al financiamiento, punto sobre el que se trabaja, es “el otorgamiento de créditos al estilo de los países desarrollados, con un año y medio de gracia, porque entre que se compra el equipo y se lo instala, recién se lo utiliza en la siguiente campaña, y si de inmediato tiene que pagar las cuotas del costo del equipo, se hace muy difícil. Por eso Banco Nación otorgando créditos con un año y medio de gracia, para que el productor pueda comenzar a utilizarlo antes de empezar a pagar.
Para el colectivo de los especialista en riego, en nuestro país “todavía estamos lejos, pero la idea es en el corto plazo duplicar esta superficie, en la zona de producción extensiva apoyando la inversión del privado, y en las zonas más áridas, donde son riegos colectivos, que provienen de diques, mejorando la eficiencia de aplicación”.
La incidencia del riego en los sistemas productivos es notoria: “En el promedio de los 27 años que llevamos aplicando riego en el centro de Córdoba, si sumamos todos los kilos de grano de trigo, soja y maíz y los dividimos por hectárea, hay una diferencia de casi un 60% más de grano por hectárea con riego frente a las prácticas agrícolas en secano. Estamos hablando de 12 mil kilos contra 18 mil kilos por hectárea en las rotaciones”, explicó Salinas.
Desde el INTA Manfredi están trabajando en hallar nuevas fuentes de agua, “porque la prioridad de los acuíferos primero la tiene el consumo humano, después la industria, en el tercer lugar estaba el agro, pero apareció un competidor nuevo que es el turismo, por eso el campo queda cada vez más relegado”.
La Visión de la SAGPyA

Jorge Gambale, director de Innovación, BPA y Tecnología de la SAGPyA (Imagen: NAP)
Para Jorge Gambale, director de Innovación, BPA y Tecnología de la Secretaría de Agricultura (SAGPyA), en la Argentina hoy se encuentran bajo sistemas de riego complementario unos 2,5 millones de hectáreas, por manto o inundación, pero debemos destacar que ese riego tiene un 30% de eficiencia en el uso del agua.
“En el resto del riego se están utilizando nuevas tecnologías como los sistemas de pivote central y más recientemente los sistemas de riego subterráneo por goteo, además del riego por aspersión (cañón), muy utilizado en las economías regionales o en el cultivo de papa”, describió.
La Secretaría de Agricultura tiene un relevamiento que “permitiría ampliar esta tecnología a 6 millones de hectáreas, pero debemos tener en cuenta que el potencial debe considerar la disponibilidad de agua de calidad y saber si el suelo está o no en condiciones de tolerar el riego complementario, porque no todos los suelos son aptos para aplicar esta tecnología”, amplió Gambale.
Otro factor que potenció la incorporación del riego suplementario tiene que ver con la sequía que afectó por más de dos años y medio a gran parte de las áreas productivas de la Argentina y, en ese sentido el funcionario agregó que: “en los años en los que el clima no fue muy favorable a las precipitaciones hizo que el productor comenzara a pensar en el riego complementario, pero se debe utilizar en determinados casos y con buena disponibilidad de agua de calidad”.
Respecto del costo económico el funcionario explicó que “es variable, porque todo depende de la zona en la que se practica y de los equipos que se utilicen para esta práctica. Sí sabemos que permite estabiñziar los rendimientos de los cultivos extensivos, mejorar hasta en 30% la producción”, cerró.(Noticias AgroPecuarias)